A dangerous Alliance (Priv. Hellen)

¿Podía quejarme acaso de la extrema "formalidad" de las fiestas y demás reuniones de alta gama? Lugares en donde la alta clase criminal se reúne para llevar a cabo incontables negocios, tratos sucios. Donde lo que importa es el dinero y muy poco la vida ajena. No puedo quejarme, he amasado buen dinero utilizando mi labia y mis conocimientos con gente de poder, he sabido ganarme parte de su confianza, parte de su admiración y también de respeto cuando se percataron que soy poco más que una simple mujer, una mujer que empezó con mal pie o mejor dicho mala mano, una mano que me destrozaron por no saber jugar adecuadamente mis cartas en un comienzo y que fue reemplazada por una biónica. Sí, aprendí a jugar mejor a éste juego.

Me vestí de manera formal, no con un vestido ajustado para resaltar mi silueta femenina, una silueta que en más de una ocasión (y para mi sorpresa) logró arrancar cumplidos de las bocas de éstos criminales de la alta sociedad, no, decidí utilizar un traje negro adornado con una corbata y servilleta roja asomando por el bolsillo derecho de mi pecho, unos tacones y finos guantes de cuero. La formalidad no me convence del todo pero desde luego tampoco logra desagradarme.

No saludé a demasiadas caras, me limité simplemente a tomar asiento junto con una maleta repleta de un pedido especial que un "rey", Don Mateus me había encargado a mí específicamente. La pureza de ésta droga sencilla de inhalar le hacía competencia a muchos más reyes y reinas narcos del lugar, mi competencia y para mí era un verdadero placer y honor hacer negocios con ese anciano. Me dediqué a juguetear con las llamas de unas velas que yacen sobre la mesa justo delante de mí. Había descubierto luego de un encuentro inoportuno, incómodo que poseo cierto talento a la hora de manipular el fuego. Nació en un momento desesperante, de pánico y poco a poco lo estaba dominando.

Sin embargo la interrupción de un rostro completamente desconocido para mí que toma asiento a mi lado se lleva toda mi atención —Las fiestas de alta gama pueden resultar interesantes si sabes jugar tus cartas— pronuncio con voz clara y rostro serio, él no era mi contacto y desde luego muy pronto me explica mucho mejor la situación —Don Mateus no te ha enviado para sellar sus negocios, ¿verdad?— esbozo una sonrisa algo incrédula al muchacho. No, ese anciano decrépito habría enviado a un robot como siempre lo ha hecho y lo que más me asquea de todo ésto es que perdió contra éste sujeto y yo era su premio, qué imbécil.

—Don Mateus siempre ha preferido la compañía de robots y debo de admitir que yo también— tras pronunciar aquellas palabras con una sonrisa de serpiente decido apagar las llamas de las velas cerrando mi puño derecho y me reincorporo con la maleta firmemente sujeta con la misma mano. Le arrojo una fugaz mirada antes de dar un paso para largarme del lugar, había ido allí a hacer dinero, no a encontrarme con desconocidos.

Lo bueno de los robots y los androides es que son en extremo obedientes y fieles si están programados por supuesto para servir única y exclusivamente a sus amos y los intereses de los mismos. Solamente requieren mantenimiento y son fieles más de una vida, no apuñalan por la espalda como mis iguales humanos pero una vez más, son los humanos quienes mueven los hilos de los negocios en éste mundo, en ésta ciudad.

Podría llevar a cabo algunos negocios con otras personas de éste lugar. Don Mateus me ha dejado tirada de una forma tan humillante que me asquea y me ha arrebatado muy buena parte de mi poco buen humor, sin lugar a dudas no estoy en condiciones para tratar de forma adecuada con nadie de aquí. Y por si fuera poco la insistencia de éste sujeto no hace más que irritarme más y más pero hay que darle su mérito, parece estar decidido a conseguir lo que él quiere a través de mí, sea lo que sea aquello —Me irritas en exceso pero admito que te has llevado una pequeña parte de mi interés, una muy pequeña parte— le examino con la mirada de pies a cabeza. No pertenece a éste ambiente pero eso no es necesariamente algo malo, se las arregló para quedar conmigo a pesar de lo mucho que eso me desagrade.

Vuelvo a emprender el recorrido hacia la salida aunque ésta vez con un ritmo más relajado para dejar en claro que estoy dispuesta a escuchar lo que él tiene para proponer pero he de decir algo al respecto antes de que los dos guardias que cuidan la puerta principal abran la misma para que nosotros podamos largarnos de éste lugar —Te lo has currado demasiado, tanto que me has sorprendido un poco. Hacía tanto que nadie me jugaba un truco de ésta manera. Ten cuidado con lo que pides pues yo pienso pedir algo de la misma magnitud— o puede que inclusive sea peor que eso. No me vendría mal una ayuda extra para pisar terreno ajeno, tantear las aguas y ganarme una clientela extra allí donde yo no puedo pisar. Dios, una sonrisa florece en mi rostro con tan solo pensar en lo que puedo ganar con algo así.

Hago un pequeño ademán con mi diestra y los guardias entienden ese pequeño gesto pues de inmediato abren aquella puerta para enseñarnos una noche en extremo lluviosa, hay que joderse —Llamaré un taxi y te subirás conmigo. Aprovecha éstos pocos segundos para pedir algo de manera sabia, luego será mi turno— mis ojos se entrecierran y me relamo de forma fugaz cual serpiente mis labios antes de tomar mi móvil y marcar el número deseado —Un taxi para el club La Corte Carmesí. Para la señorita Jäger— me informan de una pequeña demora y finalmente yo me encargo de colgar. Muero de ansias por saber qué es lo que él tiene preparado para mí, solamente espero que esté listo para escuchar lo que yo tengo preparado para él y espero esté dispuesto a aceptarlo todo, absolutamente todo.

Y al igual que yo, el gatito también posee una pieza metálica para reemplazar una extremidad perdida aunque él parece haber perdido más que una mano, una muy buena parte de su brazo de hecho. ¿Un desafortunado accidente o el actuar de miserables y crueles manos ajenas? Sea como sea no es asunto mío en absoluto y no hay cabida para preguntas estúpidas por lo que permito que Johan se las ingenie para crear un paraguas algo improvisado pero efectivo con el cual cubrirnos de la lluvia mientras esperamos nuestro taxi, sí, él vendrá conmigo pero no lo sabe.

Su broma respecto a mi maquillaje logra sacarme una sincera media sonrisa, algo pequeña pero muy sincera, auténtica. Odio el maquillaje y lo poco que uso es un poco de sombreado, labial y en muy contadas ocasiones algo de rubor. Yo simplemente no me considero ni una muñeca como para vestirme y maquillarme como una, lo detesto —Los que dicen esa clase de cosas son los individuos que no saben jugar sus cartas— me limito a comentar cuando él menciona aquello sobre las megacorps. Las cosas como son, jugar con una megacorp es algo peligroso, demasiado pero no es imposible ganar. Las mismas están conformadas por hombres y mujeres con debilidades, algunas demasiado mundanas y fáciles de satisfacer, personas dispuestas a llevar a cabo tratos con tal de verse beneficiadas, satisfechas de alguna manera. Cuando me despedazaron mi diestra debí de haberme largado de aquí pero quise seguir jugando y apunté más alto, apunté hacia las megacorps.

—Lo que me estás pidiendo no es un chiste alguno, espero que lo sepas muy bien— por momentos mi rostro se torna completamente serio pensando en todo lo que puedo perder antes que en lo que puedo llegar a ganar si nadie llega a descubrirnos —Tú no tienes nada que perder, me basta con solamente verlo pero yo he trabajado muy duro para labrarme un lugar en éste mundo lo quieras creer o no— mi tono de voz cambia por momentos sin que ésta sea mi intención, sueno algo enfadada inclusive pero pronto tomo una bocanada de aire y aparto la vista por momentos.

Me muerdo el labio inferior hasta que logro sentir el sabor de unas pocas gotas de color carmesí —Si ambos accedemos no pienses que te usaré para tareas simples— él me está pidiendo algo enorme y con lo que no debería de jugar así que yo le pediré algo igual de peligroso —Nada de entregar mi producto, nada de robar algo a nadie. Ésto irá más allá, trabajarás para mí y cruzarás varias líneas que jamás imaginaste que podrías llegar a cruzar— me quedo unos cinco segundos en silencio observando sus ventanas al alma, intentando descifrar lo que pasa por su mente aunque sin mucho éxito. Quiero dejar las cosas claras en ésto, eso es todo —¿Estarías dispuesto a hacerte pasar por un sujeto de pruebas?— sí, ya lo tengo planeado y es uno de los pasos que él y yo deberemos recorrer para conseguir lo que éste quiere. Un relámpago nos ilumina a ambos por completo antes de que las luces artificiales vuelvan a cubrir nuestras figuras.

En ésta clase de negocio nunca se puede dar por sentado que si alguien mete la pata no escupirá todo lo que sabe a las autoridades, involucrando de ésta forma a todos sus socios. La gran mayoría de las veces lo que la justicia puede llegar a hacerle a un criminal no es nada en comparación de lo que pueden llegar a hacer los antiguos socios de aquellos trabajos sucios. Si se hizo un buen trabajo antes de haber sido atrapado en el nombre de la ley puede incluso que sea sacado de alguna forma u otra por los viejos socios aunque ésto es algo muy raro. No le conozco casi nada pero me consuela un poco saber que si las cosas se tuercen para él no mencionará mi nombre y señalará una fotografía mía. Siento que Johan no es como el resto de criminales, hay algo distinto en él que no sabría cómo llamarle.

No respondo a su siguiente pregunta respecto a con quienes puede llegar a cruzar la línea porque por empezar él mismo debería de saber que en éstos negocios suelen involucrarse a los inocentes y por otra parte porque la repentina aparición de un matón plagado de implantes cibernéticos hace su aparición delante de nosotros y no con la intención de hacer amigos. Le conozco, era un luchador excesivamente sádico que amaba destrozar a sus oponentes, hombres y mujeres por igual, un verdadero lacra de la sociedad que ni siquiera tiene cabida en éste mundo. Temo por momentos por mi integridad física pero su objetivo es Johan, una venganza muy personal contra el que parece ser mi futuro socio a partir de ahora. Es el muchacho el cual me aparta de forma suave para no verme involucrada, un gesto que agradezco, estoy cansada de verme involucrada en riñas.

—Es solamente uno de muchos, Johan— pronuncio por lo bajo, instantes antes de que el gorila se abalance sobre el gatito de Johan el cual parece tener muy poco de inofensivo pues está dispuesto a utilizar sus garras o mejor dicho ese brazo biónico que no para de brillar, completamente rodeado de energía. Cualquiera apostaría por el enorme oponente al que Johan se está enfrentando pero yo prefiero orientar mis apuestas en la medida de lo posible al flacucho con algún que otro as en la manga. Y es que efectivamente, algunas pocas personas crean una especie de círculo alrededor de nosotros tres para no perderse el espectáculo que se han montado.

A medida que el combate continúa me doy cuenta de que Johan posee una buena ventaja contra los montones de circuitos ajenos. No aprecio del todo el combate, no es la fuerza bruta en sí lo que me interesa sino lo que Johan podría hacer con ese talento suyo, con ese brazo artificial que utiliza como arma. Esbozo una pequeña sonrisa cuando éste ilumina unos cuantos metros a su alrededor con cada movimiento de su brazo, nos ilumina a mí y a los demás espectadores. Su oponente cae de rodillas y finalmente se acaba desplomando sobre la lluvia, vivo o muerto a mí no me importa en absoluto, él mismo se lo había buscado.

A un par de metros de distancia de Johan acaba estacionando el taxi que ha venido a por mí. No me lo pienso mucho y me adentro en el mismo pero dejo la puerta abierta porque quiero que él venga conmigo, quiero hacerle entrega de algo en mi casa —Ya me has enseñado tus garras, gatito— definitivamente, sabe defenderse y es un pequeño plus, pero valoro más otra clase de talentos —Ahora deja de perder el tiempo y métete, no hemos terminado nuestros asuntos— borro por completo mi sonrisa y me muevo para dejarle lugar a Johan en el taxi. Mi maleta llena de producto está a muy buen recaudo abrazada contra mi pecho.

Spoiler:

—Su vida era la lucha y ya no servía para ello, le hubieras liberado de ese martirio, sufrimiento de no poder hacer aquello que tanto le gustaba— se hubiera ganado un poco más de mi favor si tan solamente hubiera aplicado algo más de letalidad en aquel último golpe para haber acabado con la vida de aquel desgraciado con mala fama de disfrutar del sufrimiento de sus oponentes, especialmente el de mujeres. Yo de verme en una situación así tomaría mi propia vida, sin mi negocio no soy más que una mujer con un carisma único, una mujer casi común y corriente.

Me mantengo en silencio por un buen momento, apreciando las gotas de lluvia que impactarían sobre mi rostro de no ser por la ventanilla del taxi y tras la misma la vida que recorre ésta ciudad. Aparto un poco la mirada para centrarme en Johan y en su brazo biónico, algo que tenemos en común él y yo es que compartimos implantes. Él su brazo y yo mi mano, aunque la mía es difícil de distinguir a menos que se estreche o examine con algo de detenimiento, la suya es increíblemente vistosa —Lo que deberías saber sobre mí es que soy buena para disfrazarme y actuar— respondo a su última pregunta cuando él intenta averiguar algo sobre mí —No importa qué megacorp sea, todas en un momento u otro hacen experimentos de menor o mayor calibre sobre voluntarios— y otros no tan voluntarios, los pobres diablos que caen en desgracia, en deudas y el ERO se encarga de que paguen, de una forma u otra —Llenarás cuanto antes un registro para presentarte voluntario, el día en que debas presentarte para experimentar contigo yo estaré delante de ti con una bata blanca y yo misma te escogeré— por supuesto aún hay más detalles importantes que he de dejar en claro pero no deseo saturar su mente con demasiada información en tan poco tiempo, pero quiero que le deje en claro lo que pasará en los próximos días.

—Hay otros detalles que discutir, claro está y necesito tu confianza y cooperación en el asunto— se las supo ingeniar para dar conmigo, también sabe combatir y espero que lo que él tiene de irritante también lo tenga como actor porque deberá actuar y ponerse en el papel, no creo que le sea tan complicado —Si te gusta o no lo que he planeado no me interesa pero es todo lo que tengo por ahora— y sí, deseo saber qué es lo que tiene planeado una vez se infiltre. En un primer momento pensé que no era asunto mío pero lo que él haga puede llegar a afectar mis negocios de cierta forma —De todas formas, harás un trabajo para mí antes de que las megacorps te den la luz verde para presentarte y experimentar contigo. Te aseguro que jamás habrás hecho algo de éste calibre— suelto un pequeño bostezo y esbozo una pequeña media sonrisa —No sé qué habrás escuchado por ahí pero yo no decepciono y espero que tú tampoco— ¿qué sé de él además de que es un luchador callejero y posible ladrón de poca monta? Nada más, nada más.

Golpeo la ventanilla del taxista un par de veces con mi puño cerrado y éste la abre algo nervioso, sé que ha estado escuchando todo ésto —¿Podría comprar tu silencio con créditos? Tengo los suficientes aquí mismo como para que te tomes una semana de descanso— nervioso pero con una sonrisa en su rostro el hombre accede. Ha sido un verdadero golazo el encontrarme un chofer de carne y hueso y no un taxi con su propia inteligencia artificial, de esa forma me lo puedo comprar e introducir en mi bolsillo —¿En qué estás pensando?— pregunto finalmente volviendo a recostarme sobre el asiento del taxi. En unos pocos minutos más el vehículo parará justo delante de mi casa. Son tan pocos los edificios individuales en las zonas residenciales pero yo necesitaba un edificio propio para crear el laboratorio del sótano, era clave.

—Por lo general se me compara con una zorra pero no con la inteligencia ni la astucia del animal, se aprecia el cumplido— me suelo identificar a mí misma con lo astuto e inteligente de ese animal y además de eso con la naturaleza sigilosa y mortífera de una serpiente. De todas formas me alegra y enorgullece sobremanera el comprobar que Johan se encuentra algo sorprendido respecto al plan que tengo en mente para que él logre infiltrarse en la megacorp. Se me habría ocurrido alguna forma mejor de seguro pero ésta servirá y además tengo el tiempo suficiente para pulir algunos detalles clave del plan, no pienso quedarme dormida al respecto, un error y puedo encontrarme en problemas, unos muy jodidos.

Niego con la cabeza y esbozo una fina media sonrisa —En ningún momento dije que yo me infiltraría, gatito— me encojo de hombros para recordar tras un par de segundos que él no tiene ni la menor idea de que utilizo un puesto como química en Andrómeda a modo de tapadera, algo que me costó su buen precio pero que al final valió muchísimo la pena —No preguntes más de la cuenta y no te preocupes por detalles sin importancia, ¿te parece?— a pesar de sonar algo severa no borro esa sonrisa de mi rostro. Él solamente debe centrarse en lo que yo le ordeno que haga paso por paso sin cagarla, tarea fácil —Simplemente haz tu parte sin decepcionar con toda la información justa que yo te de, no te preocupes por nada más— detesto un poco las mentes curiosas pero diría que lo suyo es preocuparse porque yo no me vea involucrada de forma innecesaria, adorable —Ganaría más haciéndolo yo misma— me limito a responder a su broma sobre prostituirle, sería un derroche de talento enorme, jamás haría algo así.

El taxi pronto para delante de mi casa, luces apagadas por completo y así es como la dejé antes de irme pero con todas las alarmas activadas. Me vi forzada a reforzar la seguridad luego de que aquella perra se adentró en mi propio hogar para amenazarme de muerte —He acreditado el dinero extra a tu cuenta. Gracias por tu silencio— murmuro al taxista antes de salir nuevamente a la lluvia y empaparme aunque no por demasiado tiempo. Desactivo un par de alarmas y finalmente acomodo la llave para abrir la puerta —Me esperas aquí fuera— me adentro en la penumbra para pronto crear la luz. Arrojo mi maleta sobre el sofá la cual casi golpea a un sorprendido Asher, un perro guardián que de seguro no me esperaba tan pronto.

Me desajusto velozmente la corbata carmesí y me quito esos incómodos tacones. No me tardo demasiado en volver con Johan aunque ésta vez tengo un pequeño regalo para él —Ésto es para ti, el único número que hay en él es el mío— le entrego el móvil, uno de tantos que tengo guardados para ocasiones como éstas —No volveremos a encontrarnos en mi casa a menos que yo lo diga así que éste móvil será clave para comunicarnos— hay ojos y oídos por todas partes y Johan puede que sea un tipo muy buscado próximamente. No quiero que me vean con él, no quiero siquiera respirar el mismo aire que él por si acaso —Yo te llamaré muy pronto para acordar una pequeña reunión y comenzar a trabajar. Si no tienes ni una pregunta lo más inteligente sería que te esfumaras— el tiempo es oro y yo quiero descansar un poco antes de seguir adelante con mis planes y mis trabajos —Tengo mucho que planear por tu culpa, ¿sabes eso?— mi sonrisa se ensancha enormemente. Se vienen algunos días muy movidos para ambos.

—Espero que el felino se acostumbre a madrugar, me gusta aprovechar el día desde temprano para trabajar— y ya tengo planeado en un setenta por ciento lo que quiero hacer, el golpe con el que él me ayudará pero aún debo mover algunos hilos, hacer algunas llamadas, pulir detalles indispensables que me aseguran subir dos escalones extra en éste juego, un par de escalones al trono. Me he quedado estática demasiado tiempo y los buitres piensan que me pueden devorar pero eso no es así, ahora es mi turno de escupir veneno y paralizar corazones.

De brazos cruzados y con rostro inexpresivo observo al gatito alejarse. Creo que es una estupenda carta que pienso utilizar en casos especiales de ahora en más pues lo que me ha pedido no se compensa solamente con un trabajito, tengo mucho para él y muy bien pago si no decepciona y si comprueba que puedo confiar en él, confianza, fundamental. Se da media vuelta para pronunciar unas palabras, presentarse ante mí más bien de una manera más educada —Con los crímenes que cometerás de ahora en más será mejor mantener tu identidad bien cubierta— murmuro para mí misma y finalmente le veo desaparecer bajo la lluvia.

¿Lo siguiente que sucede? Cambio de piel dejando así el traje en la lavadora y me acomodo en un pijama en extremo cómodo. Algo de pizza calentada en el microondas es lo que me acompaña junto con Asher el cual parece haberme extrañado en mi breve ausencia. El perro sabe tan bien como yo que un día sin más yo podría no regresar, así es éste oficio. Me arrojo sobre el sofá de la sala de estar y hago una llamada a la vez que intento contactar con más "herramientas" a través de mi laptop. Cuando se presentan oportunidades como éstas no hay que perder el tiempo. Johan es una oportunidad que no pienso desperdiciar en absoluto.

—Ha dicho que él haría los trabajos a su manera, eso no me ha gustado nada, Asher— pronuncio tomando el rostro del pastor alemán entre mis manos tras finalizar una llamada. Si quiero que las cosas se hagan de tal manera para llegar a tal parte que así sea, ni más ni menos. Un poco más, he de esperar un poco más y me sacaré un as bajo la manga.