Teach me everything i need [Alan]

Esta era la estancia mas alargada que habíamos tenido en Neoarghia lo cual era una buena oportunidad para discernir si, realmente, aquella ciudad era tan maravillosa como siempre la pintaban o si, como yo pensaba, no era mas que un truco para atraer inocentes. Pero yo no quería hacer nada de eso, mis hermanas se habían marchado con mi padre, mi madre llevaba un día entero sin pasarse por casa y aquello no es que fuera inusual; así que, como siempre yo era el único que se quedaba en casa. Haciendo absolutamente nada, practicando con los inventos que no estaban yendo precisamente bien, tampoco es que estuviera pensando demasiado en ellos. En estos momentos lo único que tenía en la cabeza por razones que no entendía del todo era la imagen de esa joven de cabellos azules que había irrumpido en mi vida, entrando directamente en mi mente y arrasando con ella como si fuera tan normal y natural como respirar. -¿Te viene bien esta cafetería de aquí? -pregunté mandandole la ubicación en la que estaba. No iba a pasarme toda la vida en casa, ni mucho menos, aunque a veces fuera lo único que deseara ya había intentado quedar con Alan, quien podía ser, sin lugar a dudas, mi único divertimento dentro de Neoarghia, capaz de hacerme aprender y de hacer que el tiempo pasara mas ameno pese a que estuviera estudiando. Ese era un don raro, y casi le veía con un mentor, al fin y al cabo nadie había sido tan humano conmigo como él y su hermana. Y de eso ultimo quería aprender mas, aunque...por deshonesto que sonara, necesitaba una excusa.

Tras su afirmativa, seguí el camino hacia ese local, apenas estaría a unos cien metros de distancia pero cuanto mas miraba de la ciudad mas me disgustaba, decía tener libertad, tecnología y belleza pero yo solo veía dolor, paisajes oscuros y lúgubres iluminados por fríos colores de neón, tanto de día como de noche. Yo era mucho mas de una estética espacial, colores claros, simples, monocromáticos, con lineas definidas. En un ambiente así era en el que yo me había criado. Por supuesto entré sin pudor alguno, ya había estado allí, hacían unos bollos de escándalo y me senté en una mesa apartada para que no molestáramos a nadie, tomándome el privilegio de pedir de antemano un gran bollo relleno de chocolate, menta y vainilla, sutilmente tostado y un batido casi tan grande como mi cabeza. Siempre se estudiaba mejor con azúcar y con comida. Pacientemente esperé hasta que Alan apareciera, le salude amistosamente, moviendo el brazo e invitándole a sentarse al mismo tiempo que rebuscaba algo en la mochila que tenia, simple y llanamente eran unos libros, tenía que aparentar que estaba allí para estudiar.

-Gracias por venir Alan, mi casa anda ocupada por mis hermanas y sus amigas -mentí casi convincentemente para...ser quien era yo, alguien que no sabia mentir, quizás me delató lo apresurado que hable. -¿quieres tomar algo? Te invito, por las molestias. -además, no podía sacar el tema de mi interés tan pronto. -Oye siento...siento todo lo que pasó con tu hermana la ultima vez, te juro que no se que pasó, te esperaba a ti, la vi a ella le di tus libros le pagué e incluso quise saber si ella bueno, me podría dar clases de algo, lo que fuera, sabes que...bueno, que prefiero estar estudiando a quedarme sin hacer nada. -porque hasta que el traje no estuviera diseñado o no estuviera en la Estación Nova, donde tengo todos sus artilugios, debería de ir olvidándome de actuar como un héroe, hasta yo conozco las limitaciones de mis actos no queriendo llevar armas. -Aunque no sabia que Agnes seria tu hermana, no tuve que haberla retenido -murmuré acercándome al batido y bebiendo de él. -igual fue mi culpa por pedirle que me enseñara, la tuve que agobiar. -aunque realmente seguía sin entender el porqué.

Aquella llamada le pilló de sorpresa. Tuvo que salir de la cama, darse una ducha y dejar allí dormida a la peliblanca, acurrucada en la cama con una de las sudaderas del hombre entre sus brazos, abandonar la casa y dirigirse al lugar de encuentro con prisas, porque pensaba que aquello sería algo urgente por parte de su alumno. Alan había pasado una semana sin saber de ese chiquillo más que lo que le había contado su hermana al respecto, tanto sobre él como de su padre. Iba alerta, por supuesto, y si sacaban el tema él la defendería y no tendría miedo en denunciar y ayudarla de cualquier forma, pero supuso que Aren iba en son de paz. Él siempre había sido un buen chico, jamás se mancharía con temas de su padre, y sabía que nunca entraría en su juego.

Aparcó la moto una calle más atrás de la cafetería, yendo al punto de encuentro con la ropa que siempre solía llevar; una gabardina negra le cubría del frío, la camiseta blanca holgada que siempre le parecía una buena opción y unos pantalones negros ajustados con rotos en las rodillas junto a unas converse del mismo tono. Una cartera negra cruzaba su pecho, situándose a un lado de su costado donde guardaba entre otras muchas cosas, libros y textos junto a informes, y las llaves de casa.

—Siento haberte hecho esperar, Aren. Mi chica no quería soltarme— bromeó, con una pequeña sonrisa y sacando un paquete de cigarros de la chaqueta para encenderse al vuelo aquél mal vicio que le llevaba acompañando tantos años, dando una calada que se dejó los pulmones en ella; demasiado mono para un cuerpo tan grande como el suyo. Le dejó hablar mientras se sentaba en una de las mesas del exterior, reclinándose un poco y clavando la mirada en él, entornada, mientras expulsaba el humo por entre los labios agrietados, encogiendo los hombros. —Ella me contó que tu padre tocó su cuerpo sin permiso alguno. Que la hizo sentir incómoda y que le conocía de antes. No ha tenido una buena experiencia con él— fue lo único que mencionó al respecto, pidiendo una cerveza y clavando la vista en el pequeño, observándole, casi como si le analizara.

—Aren, ella no presentará cargos contra ti, sino contra tu padre. Tú puedes estar tranquilo, pero no volverá a pisar tu calle nunca más. Cuando fui a recogerla estaba en shock y tuve que volver a llevarla al psicólogo. Entiende que no quiera saber nada de tu familia por un tiempo— y sobretodo de Dante. El mero nombre de aquél varón le aterraba, sacudía su cuerpo y la hacía sudar frío, sentirse incómoda en una habitación cualquiera de su casa. —Pero a partir de ahora sólo iré yo a llevarte los libros y a ayudarte. Fue culpa mía por no haber podido asistir desde un primer momento y dejar que se ofreciera a hacerlo ella— continuó, dando otra calada y tirando las cenizas en el cenicero de cristal sobre la mesa, dejando allí el cigarrillo en cuanto pusieron la cerveza frente a él.

Dio un pequeño trago, encogiendo los hombros suavemente y sacando del interior del bolsillo de la gabardina parte del dinero que Aren pagó aquél día, empujándoselo sobre la mesa, obligándole a tomarlo de vuelta. —No te atrevas a negármelo. Es por las molestias que ocasionó mi hermana en casa y por el mal rato que tuviste que pasar junto a ella.

-No te preocupes, de verdad -murmuré pensando, por alguna razón, que en vez de Alan en su casa con su pareja (a quien no había visto nunca ni realmente oído hablar) a imaginarme a mi mismo con la peliazul, agarrada a mi cintura y pidiéndome que no me levantara. Casi, casi que creí que de habérmelo pedido hubiera podido dejar todo eso de ser héroe si tan solo ella me lo hubiera pedido -ya sabes que bueno, tengo mucho tiempo y pude pedir por los dos en lo que te esperaba. -quizás a él no le apetecía nada pero consideré que podía ser un buen gesto para empezar lo que podían ser horas interminables de estudios (que por mucho que me gustaran solían resultar extenuantes). Me encogí de hombros, no por desinterés o apatía, sino por simple incapacidad, yo sabía como era mi padre, no todas las cosas que literalmente hacía pero sabía que quizás el peor hombre de la Tierra. -¿Sabes? -dije girando aquel batido lentamente en pequeños círculos- Yo soy el que más odia a mi padre, pero con el no se puede ni negociar ni amenazar, lo he intentado demasiado y solo me salvo porque llevo su apellido.

Pero sentí que estaba diciendo de más, si querían iniciar una batalla con su padre era su responsabilidad y debían de saber que él no se andaba con tonterías. Aun así, prefería advertirles: lo mejor era no volver a cruzarse con el y caminar en dirección contraria. -Aun así, me sienta mal. Yo no pensé que el volvería ni mucho menos que se conocían de antemano, ya sabes... -murmuró dando un pequeño trago. -esperé que fueras tu quien me recibiera. Con esos libros que son un poco indigeribles, aunque he hecho todo lo posible por terminarlos. -aseguré, aunque en realidad no tuve yo demasiadas cosas que hacer en los días hasta este encuentro pero los libros eran densos y por más que quisiera seguir se me hacían demasiado demasiado pesados. Por eso estaba allí yo, para amenizar esa tarea y saber mas cosas de ella. Pero cuando me dio aquellos billetes bufé y le devolví  los billetes negando. -De los dos yo soy el que tiene una fortuna así que vas a aceptar lo que te pagué, y no quiero enfadarme para que te lo quedes, se lo di a ella, ella lo necesita mucho mas que yo. -no estaba llamándola pobre, por favor, eso no iba conmigo, pero estaba más que claro que a ella le vendría el dinero para su vida.

Su confesión me entristeció aunque no podía sorprenderme: ella no volvería a mi casa ni a estar conmigo ¿por que me molestaba tanto sabiendo lo mal que yo le caía y lo poco que nos conocíamos? Bueno, quizás por lo mismo que por lo que me ponía tan pesado queriendo saberlo todo de ella, lo aceptara o no, o fuese consciente de ello. -¿Podrías echarme una mano con este tema de aquí? -pregunté antes de hurgar en mis blocs de notas, mostrando una serie de apuntes a la par que abría los libros y abría un tema cualquiera. En realidad sí que había entendido de todo pero necesitaba intentar aparentar que no era una especie de pervertido incapaz de bueno, actuar como un ser normal. Tras unas preguntas que no tuvieron demasiada importancia y cuyas respuestas ya sabía miré a Alan a los ojos, intentando discernir algo de realidad en su mirada. -Y...por curiosidad, ya sabes, ahora que hablamos de tu hermana, ¿sabes a que se dedica o si aun estudia o...? No se -murmuré antes de rascarme la barbilla mordiendo un bollo de chocolate casi intentando ocultar el nerviosismo evidente. - ¿pareja o algo así? -trague saliva y jugueteé con los lápices antes de mirar a su profesor a los ojos. -O donde vive y eso, ni que sea para disculparme o que me abofetee. -eso sonaba a un fetiche extraño aunque en realidad no iba en el sentido que había pensado. -Bueno, no, olvídalo, no...no he dicho nada.

-¡Pero yo no he dicho eso! -le aseguré, defendiéndome lo mejor que podía. El dinero siempre había sido un punto conflictivo para mi porque todo el mundo quería más y más, y eso les hacía acercarse a mi lo cual no era precisamente ideal porque cuando todos se te acercan por algo no tienes forma de distinguir quien es bueno y quien un aprovechado es algo que yo no quería. No obstante en la estación todos sabían que yo era el bicho raro de la familia Akishino y mi reputación, mala en su mayoría, hacía que todos se alejaran y me dejaran hacer mi trabajo. -Pero toda ayuda tiene que ser recompensada, la gente no hace nada desinteresadamente y el dinero es necesario para vivir, que a mi me sobre solo es una coincidencia. -tampoco podía ofrecerle realmente nada más, pues ni mi compañía era tan bonita como yo me creía ni mis servicios como héroe iban a servirle a alguien que podía solucionar perfectamente. Yo no podía darle mas que dinero con tal de que estuviera prestándome atención y de compensar las molestias claro, como una retribución.

Por mas que intentara ocultarlo (algo que no se me daba precisamente bien) no pude evitar olvidar el mas mínimo detalle de lo que me contó. Ella debía de tener al menos cinco años mas que yo y aunque ni aun así hubiéramos coincidido en clase me habría gustado demasiado el poder tenerla junto a mi, ¡pero qué tonterías digo! Ella jamás se habría sentado a mi lado, nadie se sentaba a mi lado, no al menos cuando supieron lo raro que era, ella tampoco hubiera accedido a lo mas mínimo. Pero me pilló, como ya he dicho Alan no era simplemente alguien que me soportaba por amor al arte y yo tampoco era la persona mas sutil del mundo con mis deseos y mi curiosidad. -Pe-pero yo no quería venir aquí para eso -quizás esa fue la primera mentira que casi me creí, no porque no dijera la verdad sino porque no era toda la verdad. -Siento si te ha dado esa impresión. -me disculpé levantándome, si ya no quería estar ahí no podía retenerlo y seguía necesitando alguien que me echara un cable, no solo para saber mas cosas de Agnes, ahora que lo veía con retrospectiva estaba sonando a un autentico acosador o algo así y eso que solo la había visto una vez y no iba buscándola por los rincones.

-No he venido aquí para unas clases, siento haberte mentido. -agaché la cabeza mirando al suelo. -Necesitaba tu ayuda, mi padre va a volver a Nova y yo no tengo demasiadas ganas de compartir una nave con el, ni estar allí arriba solo, teniendo que soportar a mis hermanas y a el, ni a la gente de la estación que va detrás del apellido de mi familia. -reconocer aquello debía de ser una debilidad pero no podía evitar ser sincero al menos aunque me dijera que no. -No puedo quedarme en mi casa, los androides la custodiaran y a mi padre le gusta tenerme muy bien controlado -pero eso no debía de sorprenderle lo mas mínimo en realidad. -por eso iba a pedirte ayuda, pero tu ya estas viviendo con tu pareja -no la conocía y pensaba que él estaba soltero de ahí lo de ir literalmente a pedirle ayuda y ahora no podía hacerlo porque entendía que sería el tercero en discordia y un tercero (yo) que se pasaría mas tiempo haciendo de héroe y jugando a los inventos que otra cosa.

-Y no suena elegante que aparezca yo con una maleta, tampoco se cuanto tiempo podría estar -no estaría dos meses pero si podía ganar una semana o dos molestando a su padre sería mas que feliz. -Pero necesito algún lugar donde quedarme y confiaba en ti así que... -me rasqué nerviosamente la barbilla y le miré. -aquí abajo no tengo a nadie, no conozco mas que a ti y bueno supongo que también otros a los que les pedí clases pero ni contestaron, la única que me queda es tu hermana y tampoco creo que este dispuesta simplemente a abrirme la puerta, mucho menos a dejar que pase al otro lado. -negué con la cabeza antes de descartar la idea. -Da igual, ya me buscare algún sitio, bastante te he molestado pero, me alegro de que no pueda pedírtelo, ya sabes, es bueno tener pareja y eso. -en realidad no podía decirle nada que me disgustara pues realmente estaba feliz de que él tuviera a alguien a su lado, era algo que yo ambicionaba y que casi envidiaba y eso solo podía ser bueno.

Todo aquello había comenzado con la simple idea de Agnes en mente, por supuesto que era más que consciente que en realidad, no podría tener un si de su parte, ni siquiera obtener la más mínima información por parte de Alan, era comprensible que en realidad él se mantuviera receloso a decirme nada de parte de su hermana. Sí, yo era indefenso pero como él lo había dejado claro: su padre era un peligro para todos y como era evidente yo quería desprenderme lo más rápido que pudiera de él aunque no fuera literalmente, yo no podría transformarme en un monstruo que elimina aquello que no le gusta, para eso está él y yo no iba a ser una réplica de su ser. Ni mucho menos. Quizás podría haber conseguido que hablara con ella, de forma mas personal y privada disculparme con ella por lo que pasó, sin querer siquiera esperar o pedir que me alojara con ella, eso era...mas bien algo de mis fantasías, algo que evidentemente, después de dieciocho años de vida casi que el destino debía de estar empeñado en que todo tarde o temprano me saliera mal y si podía salir bien es porque algo terrible se avecinaba. Eso creo que me dejaba como lo que ya sabia: un ignorante, iluso e inútil héroe. Pero, de repente, Alan dejó de lado esa postura defensiva hacia su hermana, algo mas que comprensible y pareció acceder a ayudarme, algo que me hizo abrir los ojos sorprendido a la vez que extrañado. Porque esa era una petición que no muchos harían, y llegué a sonreír casi...ilusionado, ¡podía ser una misión! Sí, ¡esta sería mi primera misión como héroe oficial! Porque aunque llevara en el mundillo años, nadie me había visto como un héroe nunca, mas bien como un estorbo o una molestia al que todos se acercaban para aprovecharse, como parásitos.

-Espera, ¿Qué? Alan, tu...¿Querrías que yo cuidara de tu pareja? -no sabía si esa era la mejor forma de referirse a ella pero claro, ¿como se llamaba? Yo no sabía apenas nada de la vida de Alan y eso me había dejado un poco vacío, quizás era solo su novia, o quizás eran mucho mas pero al menos ese termino era menos ofensivo que decir "es que no se su nombre" muy probablemente podrían presentarse cuando Alan me llevara a su casa. -Bueno yo no he cuidado de nadie, sabes, siempre he sido el pequeño de mi familia aunque...tampoco es que me hayan cuidado a mi realmente. -me rasqué la cabeza antes de alzar la vista, no era el momento de dudar. -Pero no puede ser muy difícil, quiero decir, no es un bebe que se pueda...caer y no sepa decir que necesita, créeme, intente descifrar el como hablan los bebes pero ni los mejores traductores tienen idea alguna. -podían intuirse cosas y no es que yo fuera estúpido pero...bueno, creo que me estoy yendo del tema. -Pero para que lo haga -y quería ser muy claro. -no puedo dejar que me pagues, ya me abres las puertas de tu casa y, como héroe que soy, no puedo aceptar dinero por mi trabajo, es mi trabajo. -valga la redundancia. -No necesito dinero, me sobra, y aunque no lo hiciera, seguiría sin pedirlo. Me basta con estar bajo el mismo techo -soltaría con una sonrisa levantándome del asiento y saliendo, tras dejar el suficiente dinero detrás.

Cogí la bandolera, metí allí los apuntes que tenia que no iba a usar para nada y camine hasta ponerme a su lado. -No soy un experto cocinitas pero me se apañar -apenas tenia muchos días tiempo para comer algo propiamente, las tiendas servían para eso, especialmente los restaurantes en la estación Nova. -Pero claro, no me cuesta nada, ademas, seria algo que bueno, que haría aunque no me lo pidieras. -tampoco es que fuera a dejar a alguien necesitado sin ayudarlo. -Tengo mis cosas en unas taquillas, están en unos recreativos, es un lugar donde mi padre no los buscaría -lo cual había sido muy astuto por mi parte si podía decirlo -iré a por ellos mañana primero creo que me contentare con saber donde vives. -y ya me preocuparía yo por moverme y traer las cosas que había podido meter en una larga bolsa de deporte, ropa y mis inventos básicamente. -¿Puedo saber algo mas de ella? -estaba curioso, puede que no tanto como con cualquier cosa referente a Agnes pero porque Agnes solo había una. -Digo para no parecer un acosador en plan '¿y a que eres alérgica? ¿Sueles tener problemas de dolores de pies?' creo que si le hiciera todas las preguntas que se me ocurren por a cabeza -le miré a los ojos -tardaría menos en echarme que Agnes -mierda, aquel nombre se me había escapado, como si no hubiera sido demasiado obvio que aun estaba en mi mente. -Al menos no tengo que preguntar si es buena persona. -porque estando con Alan, confiado de mi, imaginaba que ella era igual que él para mi.

-No te pierdes nada del otro mundo -solté con sinceridad mientras me colocaba la sudadera, hacía frío pese a las fechas que eran y yendo en moto sabía de sobra que podría resfriarme y a una embarazada lo último que le haría falta es...¿un cuidador? ¿héroe? Que estuviera enfermo y pudiera hacerla enfermar a ella. -no hay muchas máquinas, no tan modernas como esperaba, hay un montón eso si y no los he visto todos pero en Nova fliparías con las cosas que hay. Claro que es que hice de ellos mi guarida personal -algo fácil cuando te presentabas con mi nombre y el encargado simplemente hacía oídos sordos y me dejaba estar a mi vera. -pero imagino que no podremos estar mucho tiempo así que, te propongo una apuesta un día de estos, mañana mismo si quieres, para celebrar que todo haya ido bien. -o esa era mi esperanza: que el primer día saliera bien y de ahí todo en adelante fuera como la seda. Sonreí suavemente y reí de forma nerviosa, incluso con todo lo que mi familia era para mí y lo que yo era para ellos seguía queriendo creer que en el fondo no podían odiarme, mi padre sí, ese clavo estaba demasiado anclado en mi como para sacarlo, pero mis hermanas solo podían ser el producto de una mala educación y confiaba en que en el futuro ellas recapacitaran y fueran como el resto de las hermanas.

-Yo no la quiero para eso. -puede que no conociera a Alan, del todo, pero estaba empezando a hacerme una idea de cómo podía ser, o de como creía él que yo iba a ser en ese ámbito. Hablar con el casco y con la moto cruzando la carretera era complicado pero intenté aferrarme a los laterales del 'asiento' trasero antes de negar con la cabeza. -Y pensé que tu valorarías que no quisiera solo eso con tu hermana. -puede que no fuera su pareja, ni nada, pero yo preferiría tener de 'familiar' con mucha diferencia a alguien que quisiera simplemente amar a mis hermanas que usarlas para algo tan vacío. El camino hacia los recreativos era un poco molesto, calles largas con bruscos giros cuando uno se acostumbraba a la velocidad y habían un notorio número de semáforos que parecían coordinarse para que se pusieran en rojo en el peor instante posible, pero al final se llegaba a ese recinto amplio como si fuera una zona de convenciones aunque los negocios se habían apiñado dentro en diferentes recreativos.

Bajé del vehículo, le di el casco y espere a que lo guardara para indicarle un pequeño local, era especialista en esas maquinas de ritmo, esas que iban al son de una música y tenias que apretar los botones, ese no era mi tipo de juegos pero había un cartel de 'Consignas' y eso era más que suficiente para mis necesidades. -Iré a por la maleta, no tardaré nada. -había pagado al fin y al cabo a la mujer que gestionaba las taquillas y requería de dos de esas, concatenadas, para poder guardarla. Me acerqué al mostrador y en lo que aquella mujer iba a por la maleta le miré. -Pero creo que me ha quedado bastante claro todo -murmuré rascándome la cabeza y levantando un dedo por cada cosa que me dijera -nada de hablar de su pasado, ni de quien es mi familia, ni que soy un héroe básicamente, o se reirá como tu hermana. -eso último no me lo había dicho pero sabía  que lo incluía. -Aunque lo de los pasteles me llevará algo más de tiempo, lo máximo que se hacer son galletas, y si, porque de pequeño me uní a los boy scouts, aunque no se llamaban así técnicamente. -cogí la maleta para luego pagar a la joven por mantenerla en su sitio tal como dijo. -¿Quieres hacer algo mas? No se si le has dicho a Cassiopea que estaremos por aquí pero imagino que todo esto le pillará por sorpresa, lo digo por si le sorprende que, no se, aparezcas acompañado con un joven con una maleta que sera su niñero/cuidador/o como me catalogue.

-A todo esto -añadí mientras cerraba la maleta tras haber revisado que todo estaba ahí, no por desconfianza, simplemente porque tenia allí los cachivaches que había estado construyendo. -¿desde cuando sabes que no te queda tanto para ser papá? -le preguntó con curiosidad. -Solo para saber cuanto tiempo mas o menos estaré en tu casa, aunque imagino que al menos medio año, ¿no? -inquirí curioso, al final era eso lo que más movía a las personas, la curiosidad. -Creo que me habrías comentado antes que serías padre de ser así.

La conversación no tardaría en derivar, al final había un pequeño trecho hasta que ambos llegáramos al que sería mi nuevo hogar, temporalmente claro. Yo descubrí mas cosas de aquella mujer, a la que enseguida conocería y Alan, bueno, quizás confiaba en que todo saldría bien y que podía pagarme en 'especias', pese a que yo solo quisiera quedarme con ellos esos días, y nada mas. No iba a ser fácil claro, pero, ¿que tan complicado podía ser el cuidar de una mujer embarazada? Oh si, más de lo que yo podría haber imaginado en estos momentos.