when news appear drink a cup of tea [alan]

Acostumbrarse a un trabajo de cara al público requería de Cassiopea al cien por cien, ella estaba más que hecha al tener las miradas de todo el mundo clavado en su cuerpo, al fin y al cabo era una mujer exótica, pues su pelo pálido y brillante resaltaba en contraste con su piel tostada y ni hablar de su cuerpo, sus curvas parecían estar hechas para el absoluto deseo. Pero en el trabajo era distinto, tenia un uniforme, ceñido, minimamente descarado pero entendía que seguía el estándar y por alguna razón, llamar la atención para intentar usarlo en su interés personal pero en el trabajo, que se suponía que debía de ser lo mas alejado posible al ERO, sentir esas miradas clavadas mientras ella servía los pedidos y los llevaba a las mesas era algo que causaba su sutil pero reconocible incomodidad, sí, era bueno para el negocio y eso era lo único que ella quería: ser buena para el negocio, pero no sabia si tener que soportar aquello aunque fuera de refilón era algo que prefiriera.

Ahí estaba ella, con una sonrisa en el rostro tomando nota del pedido de un trió de clientes asiduos que siempre iban cada dos días, a la misma hora. Ella sabía de sobra que no lo hacían solo por ella, en realidad imaginaba que todas las demás camareras como ella sufrían ese tipo de atenciones. Pero era mucho mejor que tener que cumplir sus ordenes y tenia libertad total para responder si intentaban algo con ella que Cassiopea no hubiera pedido literalmente y tampoco iba a hacer algo como eso en pleno trabajo y con gente que no era nada para ella. Así que estaba a salvo. Tomó nota de aquellos pedidos y fue a servirlos. Preparó dos cafés bien cargados, cambiando los filtros antes de meter el grano recién molido y de aderezarlo con varias gotas de vainilla. Luego preparó un zumo y aquello empezó a sentarle extrañamente mal, no supo porque aquellos olores fuertes y ácidos penetraron en su nariz. Todo a su alrededor pareció dar un giro y tembló un poco tras la barra. -Hina -murmuro con voz temblorosa, sintiendo un fuerte sofoco que emanaba desde la boca de su estomago -¿puedes encargarte de esto un segundo? Ne...necesito ir al baño.

Ella por supuesto se encargo del pedido sin ningún tipo de molestia y ella corrió hacia el baño cerrando de golpe antes de vomitar de forma breve pero intensa. -Joder. -mascullo, escupiendo y levantándose aun agitada ante aquella idea. La idea que había estado penetrando en su mente desde hacia dos meses. Dos meses en lo que nada había salido de su vientre. Decidió tomar asiento, se bajó los pantalones y la ropa interior y luego sacó aquel aparatito de la bandolera que llevaba. Suspiró, temerosa antes de tomarse unos minutos para pensar tras haberlo humedecido como decía el manual de instrucciones que había memorizado. Aquellos minutos pasaron terriblemente lentos, había llegado a intentar estar a punto de llamar a Alan y explicarle entre sollozos que simplemente necesitaba que viniera más pronto. Pero cuando aquel predictor dijo '¡FELICIDADES!' el mundo se le cayó a los pies. -¿Qu-que voy a-a decirle? -era una preocupación que escapó de sus labios. Comenzó a temblar, intentando recuperarse del shock, como iba a ella a...cuando lo único que tenia era su madre y no es que realmente fuera una buena madre realmente. No. Ella no podía. No podía. Y aun así no quería...no quería impedirlo.

Unos golpes la sacaron de aquella pequeña pausa mental que tenía y se sorbió la nariz, se limpió aquellas lagrimas de agobio y soltó un. -¡Ya voy, un momento! -se levantó de la taza, se vistió y se lavó la cara intentando salir lo mas dignamente que pudo. -Cass -le contestó su compañero. -Alan ya esta aquí. -y aquello cambió su rostro durante unos segundos antes de tragar saliva. Salió de allí y caminó hacia el propio interior de la cafetería, saliendo de los baños

El súbito cambio de las emociones provocó en su cuerpo un malestar evidente. Su rostro se había descompuesto lo suficiente como para palidecer pues para Cassiopea aquella noticia podía ser extremadamente severa: se había criado toda la vida pensando que jamás tuviera un hijo, de nadie. Para ella eso suponía demasiadas cosas: su castigo y su libertad se verían aun mas decrementadas, incapaz de cuidar a nadie (apenas podía cuidarse a si misma) y aun más cuando ella ni siquiera era libre, ¿sabes que pasaba si alguien en el ERO tenia un hijo? Si no lo mataban, cosa que era peor incluso pues era un asesinato que correría contra su propia conciencia algo que en realidad ahora comenzaba hacerle mella en su propia conciencia. Lo peor era que ese niño ya no podía ser feliz jamás, porque era una posesión del ERO y ni siquiera había una deuda que pudiera saldarse, eran como una mascota, ellos podían venderla, deshacerse como si nunca hubiera existido o simplemente lo que les apeteciera. Alan estaba allí, con una sonrisa antes de fijarse en que ella no estaba bien, aun así ella le intentó sonreír, aunque su palidez contrastaba con su piel tostada y teñida por el sol.

-Siempre intento recibirte si no está esto muy lleno. -le informó, el lo sabia en realidad. Se pasó las manos por el vientre, acariciándolo casi inconscientemente, cruzando las manos sobre el traje que se inspiraba en las 'usagi playboy'. Se acarició la frente, frotándola ante la pregunta, finalmente asintió antes de relamerse los labios. -Si, si ha...ha salido todo bien. -murmuró tragando saliva antes de abrir los ojos brevemente, sorprendida ante aquella pregunta. -Es solo el cansancio de toda la semana -en realidad mentía y supo por como el se acerco a ella, no de manera agresiva sino en realidad protectoramente. Ella hubiera dicho que no, que tenia el deber de estar en el trabajo hasta el ultimo minuto, no porque amara ese trabajo, era mucho mejor que a lo que se dedicaba pero no con lo que soñaría en dedicarse, sino porque el había sacrificado todo para darle esa oportunidad y no podía no ser la mejor trabajadora del local. Se giró para mirar a Hina quien casi la invitó a irse para dejarle con su pareja y ya se preocuparía en otro momento de ello.

-Claro no te preocupes, solo es una pequeña...indisposición. -mintió, sin querer preocuparlo aunque aún llevaba el predictor metido en uno de los bolsillos del uniforme. -De-déjame que me vaya a cambiar y vuelvo enseguida, ¿vale? Cógeme el casco de tu moto por favor. -le pidió antes de ir directamente al cambiador. Arreglarse era una excusa, haciendo aquello podría guardar con mejor facilidad ese aparatito. A los pocos minutos regresó antes de cambiarse por completo. Fue a por la ropa, se sentó en la moto y se abrocho el casco abrazándose al vientre ajeno con fuerza, ella nunca había sido afectada por las altas velocidades, aun así el mero hecho de ver las luces distorsionandose por la velocidad. Cerró los ojos y escondió la cara contra la espalda del contrario, ignoró el resto de cosas para después bajarse casi temblorosa, pero lo más dignamente posible, y dejar el casco bajo el asiento de la moto. Entró en casa intentando relajarse, incapaz de negar el evidente nerviosismo. -Gracias por sacarme. -le soltó con suavidad antes de sentarse en el sofá. Tragó saliva antes de dar unas suaves palmadas contra el sofá a su lado. -Ven, siéntate ten...tenemos que hablar de algo. -sintió como el peso del mundo se ceñía sobre sus hombros. Sintió verdadero pánico porque aún no había tomado una decisión y no estaba segura de querer tomarla en realidad porque no quería tomarla ella sola.

-Dime -intentó adornarlo de las mejores maneras pero no pudo, se recolocó el cabello del flequillo y lo miró a los ojos. -veras, llevo un par de meses en los que...bueno, no...no ha pasado. -temía que si lo decía directamente aquello fuera a cambiar su respuesta. Pero aun así tragó saliva se armó de valor hinchando el pecho. -¿Recuerdas cuando te dije que no podía quedarme embarazada? Eso era porque bueno, yo destinaba mis pocos beneficios a asegurarme de no engendrar para ninguno de esos monstruos. -habían muchos motivos, la mayoría mas prácticos que morales pues en el ERO no había hueco para la moralidad. -Pero en estos últimos meses no...bueno...yo -tragó saliva hurgando entre los bolsillos de su chaqueta y sacó aquel aparato. -¿sor-presa? -tartamudeo temerosa por primera vez de las consecuencias de alguien que quería. -No he tomado ninguna decisión -informó rápidamente -pero... -bueno, quería saber que opinaba él en realidad.

Ella no es que amara quedarse hasta tarde para cerrar, no era de las que entraban en primer ahora de la mañana así que aun así, entendía que no podía irse antes de tiempo. Para ella aquel trabajo no era solamente un trabajo, era la única oportunidad que tenia de ser independiente, de aportar y para Cassio ese trabajo que bien podía reducirse a atender una mesa y darles lo que les pedían, ademas de mostrarse un poco sugerente pero sin que hubiera ningún tipo de contacto (algo que era un imperativo). -Sabes que desde el primer momento he intentado ser la mejor trabajadora, todo porque tu me diste la oportunidad de trabajar ahí. -puede que él no hubiera firmado su contrato pero si que la colocó y no habría un día donde ella no lo tenía en mente pues siempre se sentiría en deuda. -¿Qué? ¿Qué dices? -parpadeó sorprendida ante ese comentario que casi le sacó de la inminente preocupación como si el mundo fuera a caersele a los pies. -¿Como que 'te lo veías venir'? -pero ni siquiera le dio mas vueltas aunque realmente se sintió ofendida. ¿Es que él la veía a ella como alguien que la engañaría a la primera de cambio para que se lo viera venir? ¿O le molestó que esa posibilidad no pareciera haberle afectado lo mas mínimo?

Esa era una verdad a medias, no es que le hubiera mentido en aquello, cuando hablaron de esa posibilidad ella le dijo que no podría quedarse embarazad aporque ella misma había dedicado sus pocas ganancias en el ERO para que el equipo médico siempre le suministrara un anticonceptivo cuando fuera necesario. Caminó hacia el sofá opuesto, sintiendo una impotencia difícil de explicar, ella estaba terrada, estaba temerosa de la realidad y que le pusieran en duda o simplemente se pusieran a la defensiva con ella estaba haciéndole mas daño que cualquier otra cosa. -No, no estoy de coña Alan. Las tomaba, cuando estaba ahí, llevan casi diez años tomándolas, pero ya no estoy en el ERO. -le contestó herida y dolida, dejándose caer sin fuerzas casi contra el acolchado sofá. Pero su respuesta casi le atravesó como una espada, quebró lo poco que había decidido ella y ahora se encontraba sola. Escuchó aquella lista de ideas, esos argumentos con los que no podía discutir, ninguno de los dos era precisamente rico, los dos tenían horarios bastante duros y aunque no estaban en la pobreza mas absoluta sus ahorros eran nulos. -Lo se.

Respondió aquello como un niño que reconoce que sus padres no son sus padres. Pero no quería abortarlo, porque desde el momento en el que llegó a casa temblando, tras el primer y único trabajo que hizo para Kaida no quería mancharse las manos de sangre. No odiaba a esa vida que tenia en su interior pero realmente sabía que no podía ser una buena madre con la que había tenido. Lo sabía, era más que consciente que ese era su mayor temor, traerá alguien al mundo para que heredara su deuda y tarde o temprano la condenara a algo que también la obligaron a tener. -No lo se, ¿vale? -se defendió, elevando las rodillas, rodeando las mismas con los brazos y entonces escondió el rostro entre ellas. -Porque yo era la primera que jamás hubiera querido que esto pasara -le aseguró, ella mejor que nadie sabía lo que eso implicaba. -y ahora que ha pasado no se porqué pero no quiero mancharme más las manos de sangre. No he tenido una buena madre, y de mi padre ni me acuerdo -a su madre la tenia a veces presente, en sus sueños, la única forma donde ese mal recuerdo pudiera filtrarse y pasar el bloqueo que ella misma había puesto. -Pero ahora que te tengo a ti no quiero desprenderme de lo único que puedo decir que es mio y tuyo. -y por primera vez ahora tenia en ella arraigado el sentimiento del egoísmo mas filantrópico, un egoísmo que sabría que se traduciría en tener menos cosas, en hacerlo todo mas complicado y problemático para ella, un egoísmo que la haría sufrir pero que la haría feliz.

-Y si tu no quieres, lo entiendo, ya has hecho demasiado por mi, demasiadas cosas que no se si podre devolvértelo pero si tu no quieres te firmare lo que haga falta para que no tengas que preocuparte de eso. Es mi decisión y mi carga. -y quería ser egoísta por primera vez, y ¿que mejor que el fruto de ambos dos para serlo? Le daría sus apellidos, le quitaría cualquier deber que tuviera como su padre biológico si quería. -Pero no quiero perderlo, no puedo perderlo. -incluso sin saber si era niño o niño, le daba igual. Era suyo, de aquel a quien quería, ¿necesitaba algún argumento más?

Puede que él no se diera cuenta pero, definitivamente, esas palabras podían sonar como cuchillos porque, en realidad, eran dagas que se habían insertado sin consideración alguna en su corazón. Esquirlas de una verdad que quizás no podía ser mas cierta pero de las que ella prefería no escuchar. Pues claro que iba a ser mas caro, ¿pero es que él sólo podía pensar en el dinero? Ella nunca había tenido el dinero como preocupación, lo cual tenia sentido: ¡Cassiopea jamás había tenido un solo crédito! Los pocos que tenia los invertía en comida, y si sobraba algo ya le valía mas esconderlo para sus microgastos. Ahora trabajaban los dos, era cierto que apenas tenían para seguir adelante, pero no estaban en el punto critico donde no podían permitirse ningún capricho aunque...un niño definitivamente no era un capricho, no podía serlo porque para ella era lo único que podía tener como suyo y que perteneciera a aquel a quien amaba. -No hace falta que... -murmuró con los ojos cerrados conteniendo las lágrimas casi hasta que sintió dos brazos rodeando su cuello y pegándola a él. Ya había dejado claro que no quería, que no le hacia falta y que para él solo era una molestia, tampoco quería que él cargara con mas cosas, bastante tenia ya con ella, si Cassiopea quería ese hijo bien se lo costearía ella como hiciera falta, todo por tal de que al menos eso no le saliera mal.

Sus palabras la reconfortaron. Aliviada apoyó sus manos en la espalda ajena, tiró de aquella camisa del varón y de su piel con las uñas, tragando saliva antes de respirar medianamente agobiada. Aquel subidón y bajón de emociones casi le oprimía el pecho y no porque su busto estuviera molestándola por estar tan abrazada a él, necesitaba estar así de pegada aunque fuera para encontrar las fuerzas que le faltaban, le faltaba el aliento porque intentaba contener el temblor de su pecho. -Alan, las cosas no son así. Yo puedo decidir tenerlo pero no por eso arrastrarte a ti. Si yo quiero serlo por mi cuenta porque tu no quieres te firmaría lo que hiciera falta para que jamás esa decisión te arrastrara a ti conmigo. -se separó suavemente, frotándose las palmas contra los párpados arrastrando consigo el mal maquillaje que siempre se hacia pero que ya era una seña de identidad propia. -Pero -añadió, sorbiéndose la nariz para mirarle a los ojos. -prefiero por mucho que tu estés conmigo no solo por mi, sino por el, o ella -aun no sabia su sexo y quedaría unas cuantas semanas hasta que pudiera llamarlo como fuera debido. -puede que tengamos malos referentes pero al menos sabemos que no hacer.

No pudo evitar cerrar los ojos intentando relajarse y de no pensar en lo malo, ni en los problemas que tener un hijo pudiera conllevar, ya pensaría en ello cuando fuera inevitable. -Jack Daniels no es un nombre tan malo -bromeó sin reírse lo mas mínimo, pero sonrió. -yo ni he sido buena pensando nombres, ni supe cual ponerme cuando me preguntaron el mio y fui tan estúpida de decir el mio. -rió brevemente y se recolocó varias hebras tras la oreja. -No lo se, no he pensado mucho en eso, si llevaba una semana esperando que solo fuera un retraso -pero no lo había sido. Extendió las manos para tomar las del contrario y las acarició con dulzura. -Pero si tuviera que pensar en algún nombre quizás la llamaría...Iria, si, ese nombre me lo hubiera puesto yo, supongo que es uno bonito. Te dejare pensar uno si es niño o si se te ocurre algún otro, el que mejor suene será el que le pongamos. -inspiró profundamente, sintiéndose bastante mas aliviada que antes. -Al menos no he de decirle a nadie que estoy embarazada, ¿sabes? La única persona que tengo ya lo sabe. -le dedicó una sonrisa sincera pues para ella no hacia falta más que eso, que él estuviera allí con ella. -Bueno, eso y el pediatra, aunque no se si esos van antes o después de dar a luz. -ahora que estaba mas relajada sus tripas rugieron un poco. -Lo siento, no he comido mucho últimamente con las nauseas y eso, y no se porque ahora se me ha venido un fuerte olor a atún y queso que suena desagradable pero me ha hecho rugir el estomago, ¿no lo hueles? -quizás se estaba volviendo loca pero poco sabia ella que eso era lo que llamaban 'los antojos de una embarazada'.

En aquel momento ella simplemente podía ponerse a la defensiva pero al mismo tiempo no quería ser injusta con él. Si él lo había sacrificado todo, tanto como ella, para tenerla en su casa, para conseguirle un trabajo al que ella se aferraba como si fuera simple y llanamente el mejor trabajo del mundo uno del que no quería siquiera desprenderse por temor a lo que él pensara de él, incluso si era para otro mejor, mientras ella pudiera aportar se contentaba con eso. -No te imaginas cuanto me alivian tus palabras Alan. -porque sus palabras significaban que no tendría que enfrentarse a lo desconocido, a la duda, al temor de sus miedos sin ningún tipo de apoyo pues si el le hubiese pedido que le abandonara y jamas volviera a verle ella hubiera accedido, todo por tal de mantenerse unida a aquel bebé por mas que su corazón se rompiese y el tenerlo ahí dispuesto a todo la hizo llorar, derramando algunas breves lágrimas antes de abrazarlo a ella y rodear su cuello con sus brazos atrayendolo a su ser y escondiendo en su cuello el rostro antes de reír brevemente, sorbiéndose la nariz antes de negar con la cabeza. -Aunque mejor que no ardan de la envidia, es una mala emoción y no se si quiero tampoco un hijo con afán pirómano. -intentó bromear, retirándose con el dorso de las manos aquellas breves lágrimas.

Cassiopea no se había detenido a pensar en un nombre. Diablos, si ni siquiera se había parado a pensar si conseguiría tenerlo o como podría tenerlo sin que Alan se enterase con tal de no perderlos ni a él, ni a la vida que yacía en su interior. -Sabes ese nombre no es... -pero se cortó de golpe y alzó una ceja separándose de él antes de empujarlo suavemente por los hombros antes de tomar asiento en el sofá, echando la cabeza brevemente hacia atrás para respirar suavemente, aun sentía las nauseas que no es que hubieran vuelto sino que se habían hecho mas notorias cuando la preocupación mayor comenzó a desaparecer. -voy a pasarte lo de tu 'anime' favorito pero solo porque me parece un buen nombre, uno bonito que nunca he escuchado antes y...sí. Toga. Toga me gusta. -no sabia de donde provenía y casi prefería no preguntar pues aquellas cosas le parecían mucho mas escuetas y vacías que los libros que leía, su único divertimento en el ERO claro.

-Un poco sí, pero también tengo un antojo demasiado malo. -le aseguró casi a modo de suplica, mirándole con el rostro de un cachorrito antes de sonreír cuando veía como accedía a sus deseos, unos mínimos y comprensibles, pero sintiéndose una mujer caprichosa y feliz cuando le concedían aquello que quería, incluso si era un plato de atún con queso. Se levantó hasta ir a la encimera con el. -No, sushi no, es muy frió, yo lo quiero caliente. -ahora se sentía como una niña pequeña incapaz de decidir que quería. -Hazme una tortilla, porfa, con mucho queso, y algo de atún. Aunque sea de lata. -de hecho eso era algo que ella solía hacerse, con algunos gajos de tomate pero ahora no le apetecía mas que la tortilla, sin nada. -No soy yo la que te lo pide, sino, Toga -se excusó -o Lianne, si es chico. -soltó como si se le hubiera aparecido de repente en la mente. -Le pondría Alan pero os confundirías cuando os llamara. -y aprovecho ese momento para agradecerle todo aquello con un cálido abrazo por la espalda y un juguetón mordisco en el cuello, intentando molestarle lo menos posible.

-Yo no te miraría así -pues que él tuviera esos gustos no le importaba nada, eran sus gustos, no los de ella. En todo caso envidiaba que pudiera tener ese tipo de divertimentos. Ella creía saber a lo que se refería aunque nunca pudo tener uno en sus manos, no es que fuera a gastar el tiempo, que no tenía, en leer algo que realmente no entendía (la mayoría de los animes dependían de tener un contexto del que ella carecía, por eso leía novelas, eran como pequeñas porciones de un mundo que aunque no le fuera propio al menos podía llegar a entender. Eso y que no habían mangas ni animes en el E.R.O. -aunque no creía que fueras ese tipo de persona, pensé que dirías que era muy infantil. -pero en cuanto al nombre se refería era bastante bueno. Abrió la boca para intentar discutir mientras ojeaba aquello que estaba cocinando, casi como si viera un truco de magia hacerse delante de sus ojos, de forma lenta pero dejando el misterio del truco en un segundo plano. -Tiene demasiada buena pinta. -se relamió los labios antes mirarla y ladeó el rostro para observarlo directamente tras reírse por aquella broma.

Puede que no fuera el comentario mas elegante pero Cassiopea negó con la cabeza mientras reía, era eso lo que prefería, alguien que intentara hacerla reir, fuera como fuera, alguien que intentara tratarla como una persona normal, el cómo le era indiferente pero que al menos lo intentarán. -Tu nombre es bonito, aunque no se de donde viene, parece inglés, ¿sabes? -llevo sus manos al rostro ajeno para acariciar su cabello mientras miraba su barriga. -Aunque creo que es un poco temprano para saber si es niño o niña. Creo. -mas no estaba segura de eso, quizás había algún tipo de avance o prueba que pudiera usar para saberlo, aunque no quería. Quería que fuese un misterio. Un secreto entre la niña, o niño, y ella. Aquella risa, delicada y femenina se volvió un poco mas nerviosa cuando dijo aquello, quizás porque esperaba algún tipo de declaración y el nerviosismo se apoderó durante un segundo. -No digas eso, tonto -murmuró con la boca empequeñecida, ruborizada incluso. -yo también te amo Alan -soltaría tras respirar e intentar aclarar su cuerpo y poner fin a esos nervios que la hacían temblar casi.

Cuando el terminó de cocinar se sentó en aquella mesa junto a la cocina, tras coger, por supuesto, los cubiertos y el plato donde él había dejado su cena. Apresuradamente le dio un bocado y soltó un gemido de placer. Puede que aquella combinación de texturas, sabores y...olores fuera inusual pero a ella le sentaron como si fuera una obra hecha degustación. -Dios Alan, cocinas de muerte. -le aseguró siguiendo acompañando sus palabras con pequeños y minúsculos pero audibles gemidos de pura satisfacción. -sabes, una vez leí, bueno, muchas veces -porque había leído múltiples veces el mismo libro aquellas palabras - que a las personas se las ganaba por el estómago. Creo que ahora lo entiendo mas que nunca. -se limpió los labios con una servilleta y le miró. -Sabes, ahora que mencionas tu apellido, ¿de donde es? -sentía pura curiosidad y aunque llevaban bastante tiempo juntos (bastante para ella que no había tenido a nadie ni siquiera un solo día) seguía teniendo cosas que quería descifrar. -Yo me arriesgaría y diría que eres americano, no se, tienes así facciones y...es inglés, ¿no? -ella no sabía mas que el japonés con el que se había criado, y de los tres alfabetos que habían solo manejaba los dos, el más infantil y el informal, pero no el formal. -El mio, 'Lindholm' nunca supe de donde fue. No me lo pregunté nunca, mi madre era japonesa pero...no es que tenga yo muchos rasgos así.

Quizás aquella pregunta fue un arrebato por intentar establecer raíces con su antigua vida, consigo misma y con él. Quizás así ella sería mas, no solo sería una antigua indebter que no tenia nada sino la mujer de alguien con ascendencia...de algún tipo, y ella teniendo ascendencia de...algún tipo igualmente. Eso no iba a cambiar nada pero saber de donde venía uno ayudaba a poner las cosas en perspectiva. -¿Tienes a alguien a quien decirle que serás papá pronto? -aunque eso quizás no era cierto, de seis a ocho meses no podía ser precisamente poco tiempo. -Yo...bueno, quitando a las del trabajo no creo que a nadie le importe siquiera. -no a sus antiguos clientes claro, a quienes ni recordaba y, de haberlo hecho, no les diría ni los buenos días. -Pero quizás...no se, tu hermana, seguro que le hace ilusión saber que tendrá un sobrino o sobrina, sé que aún no nos conocemos, personalmente, pero podría ser una buena oportunidad, ¿no crees?

Aquel exceso de información fue difícil de digerir. No se conocían, no hasta el punto de saber cuando cumplía años el otro, lo cual debía de ser quizás extraño de comprender, ¿que clase de pareja no sabia esa información? Pues una que no tuvo mucho tiempo para unirse en las condiciones que habían. Cassiopea prestó atención, desviando la mirada simple y llanamente para comer aquello que tanto le había insistido ella en que prepara. No iba a malgastar nada, ni un ápice, como si no hubiera comido nada en años. -Es curioso eso de tener el cumpleaños con una misma persona, que además conoces y que además es tu hermana, ¿no? -si Alan no llamaba a Agnes hermanastra, ella tampoco lo haría. -Yo no recordaría mi cumpleaños de no ser porque fue ese mismo día en el que vinieron esos hombres. El 18 de Febrero. -y había contado hasta la última hora que la había estado fuera de su hogar, y juntas sumaban mas de cincuenta mil, que no olvidaría. -No se muchos detalles, creo que mi... -se calló un segundo omitiendo la palabra madre, como si eso supusiera para ella un trauma. -me dijo que era una noche de ventisca, que casi dio a luz en la calle y que se pudo refugiar en una biblioteca en lo que la tempestad reducía la intensidad. Creo que para cuando llegó la ambulancia yo había medio salido, quizás por eso siempre me gustó la lectura. -o que no había nada mas que hacer, ademas de exhibir un cuerpo definido en el gimnasio del ERO.

En aquel momento Cassiopea ladeo el cuerpo y le empujo el muslo derecho con su pie, muy juguetonamente. -Como vuelvas a decir algo de tu físico, te prometo que te haré hacer una de esas pasarelas de moda delante de toda Neoarghia, y en boxers. Aunque...no, mejor no, el privilegio de esa vista me pertenece a mi. Y solo a mi. -aclaró casi en tono posesivo antes de dar el ultimo bocado y trago a la comida en la mesa. Que quisiera saber de su vida era normal, y ella no quería ocultarle nada, pero debía de entender que había pasado más de una década y que cuando la mitad de tu vida era la total esclavitud y casi el perpetuo aislamiento, recordar cosas se hacía difícil. Incluso aunque no hubiera demasiado que contar.

-No recuerdo demasiadas cosas, quizás si hubiera estado en el ERO desde que nací y me hubiera liberado hace una década, me acordaría de más cosas. -pero la soledad y la falta de objetivos y deseos en la vida hacían que la memoria se...desintegrara más rápido. -No recuerdo nada de Rusia ni Inglaterra. -si es que ese era su lugar de origen aunque le alegraba saber que las japonesas no podrian siquiera compararse a su belleza, ni las de ningún otro país si le preguntaban a ella. Se levantó y se quitó aquella goma para el cabello mientras le decía que le acompañara hasta arriba. Camino lentamente por las escaleras, dirección al baño. -Recuerdo cosas muy vagas de mi infancia. ¿Sabes? Ni siquiera vivía en Neoarghia cuando nací. Recuerdo un colegio, a la orilla del mar casi, recuerdo que siempre llevaba un vestidito corto, con mangas cortas, un lazo rosa en el pelo y que por las tardes solía ir...con ella al mar. Se reían de mi por mi pelo blanco, imagino que ahora todos y todas se morirían por acostarse conmigo, probablemente. Y sin el probablemente. -bromeó ni que fuera por intentar reducir esa tristeza del pasado. -No recuerdo porque terminamos aquí, los pueblos no suelen funcionar mucho, no al menos en comparación a la capital. Al final nos mudamos aquí, creo que recuerdo la zona aunque hace tanto tiempo que imagino que todo estará derruido y habrán reconstruido encima. -abrió la puerta del baño, puso el tapón de la bañera y abrió el agua. -Supongo que es lo mejor.

-No conocí a mi padre. Nunca. Ni tenia una foto en casa así que no se como era. Ni de donde. Solo se su apellido pero no es un buen sitio desde el que empezar. Es el que te dije, Lindholm. Es lo único que tengo suyo. -porque por lo que sabia quizás el era un hombre pelirrojo, ojimarron y de metro veinte y ella no sacó nada de él. Se fue desnudando poco a poco, mostrando su exuberante y perfecto cuerpo teñido muy sutilmente por marcas de cicatrices en la espalda que no entorpecerían su belleza pues se habían curado perfectamente pero al tacto se podían percibir aun. Comenzó a contonear las caderas poco a poco para deshacerse de aquel traje que debía de llevar en el trabajo mientras proseguía. -Nunca pude ir al instituto aquí debía de empezar no se, medio año después. Tampoco me gustó nunca esta ciudad. -y ¿como iba a hacerlo? Lo peor de su vida había pasado ahí y eso siempre vencería a lo mejor, porque lo mejor siempre podría haber sucedido en cualquier parte, pero lo de ser esclava privada de libertad...eso solo pasaba en Neoarghia. -No le diré a tus hermanas nada -concluyo cerrando el grifo, palpando el agua antes de secarse contra los muslos, dejando que aquellas gotas calientes humedecieran su piel blanca. -Aunque no sera difícil. No me hablo con ellas, quizás se enteran si van a la cafetería, no les podre ocultar a ellas que estoy embarazada cuando mas que una conejita sexy parezca una conejita muy preñada.