new beginnings —Priv.

por **Kaela L. Blackesley** Jue Dic 20, 2018 2:29 am

Head in the Clouds

Aburrida. Esa era la palabra perfecta para definir como se sentía Kaela día a día. Estaba aburrida de trabajar por su propia cuenta o por medio de un tío que no daba más de sí. Alguna que otra vez que había dado el lujo de imaginarse con cientos de peticiones, quería que el dinero no parara de llegarle a sus manos para comprarse cualquier capricho que se le antojara. Pero si seguía de aquella manera le sería imposible llegar a cumplir ese extraño sueño. Quería marcarse una meta, algo que cumplir para salir de esa horrible situación donde pasaba más tiempo en su propia casa que en ajenas. Se había replanteado la idea de trabajar en algo serio, dar con algún burdel que fuera de su gusto y empezar en ese sitio de cero y darse a conocer desde allí.

Fue entonces cuando dio gracias a la aparente estúpida idea de ir bar tras bar para dar con el mejor local en el que emborracharse y derrochar su dinero, ya que fue en uno de esos sitios en el que oyó de un lugar que parecía ser perfecto para ella. No era la primera vez que escuchaba ese nombre, pero la conversación entre dos jóvenes la que atrajo su atención, escuchando cosas tanto tentadoras como poco atractivas. Un burdel con alcohol, drogas y que estaba en el punto de mira de más de uno, bastante tentador para la albina que llevaba más copas de las debidas encima.

Esas palabras que recordaba a duras penas fueron las que hicieron que se levantara del sofá para ponerse manos a la obra. Buscó el lugar por internet para dar con la localización y se aventuró por una zona desconocida. Quedó amaravillada ante las altas y lujosas estructuras que se alzaban ante ellas, ya estaba acostumbradas a verlas, pero tener que inclinar tanto cabeza como cuello y ver cómo tocaban el cielo a muchísimos metros de altura hacía que se vieran más impactantes a su parecer. Encontró con algo de dificultad el lugar indicado y, una vez más, quedó asombrada con el lugar. Las personas que merodeaban por la sala, las vistas y la lujosidad eran tres aspectos a destacar, y empezaba a dudar si aceptarían a alguien como ella trabajar allí.

Examinó el sitio sin profundizar demasiado, pensando en sí debía meterse finalmente en un mundo más estricto. Su cabeza decía que sí, sin pensarlo mucho más, pero las dudas aparecían en su cabeza bombardeándola sin piedad alguna. —Perdona, ¿puedo hablar con tu jefa? —preguntó a la primera chica que vio pasar por allí antes de seguir pensando en su decisión final.