❝Dangerous —Priv.

por **Agnes Muller** Mar Feb 05, 2019 11:09 pm

❝It must be fate
I found a place for us

Agnes levantó la copa para brindar con las demás modelos que la acompañaban, inclinando la cabeza hacia atrás para tomarse del tirón el chupito y soltar aquél vaso contra la mesa, emanando un siseo y riendo. Ya llevaba un par de absentas, vodka y tres botellines de cerveza que casi había dejado secas por las ganas con las que comenzó a beber, feliz por cerrar un nuevo contrato que parecía ir demasiado lejos. Su mirada vidriosa fue de un lado a otro, riendo como una idiota y levantándose de un salto de aquél sillón de cuero falso para correr hacia el centro de aquella discoteca, bailoteando en lo que iba hacia la barra a pedir una nueva ronda de absenta para todas y los jefes.

Ladeó la cabeza un par de veces hasta girarla a un lado suyo y reír, emanando un grito de felicidad y acudiendo rápida hacia el psicólogo, lanzándose a sus brazos para abrazarle con fuerza y empujarle por el choque de su cuerpo contra el suyo tan rápido. —¡Jun, cariño!— gritó emocionada, besándole justo en los labios de forma torpe y apretándole contra su pecho. —Cuánto tiempo joder— exageró, como si no hubiese pasado un mes completo siguiéndole en una red social y casi acosándole a mensajes queriendo saber más de él, pese a su promesa interna de no volver a hablar con el. —¿Qué tal todo, Jun?— preguntó, quitándose la absenta del escote, húmedo por derramarse encima aquél chupito en el impacto tan eufórico por parte de la modelo. —Yo acabo de cerrar un contrato, y me va de putísima madre ahora— habló de forma apresurada, sin dejarle responder pese a sus pausas torpes por el embriagamiento. —Y he superado a ese capullo. Ahora vivo la vida tirándome a quien quiero y haciendo lo que me da la gana sin arrepentirme ni llorar por las esquinas— se abalanzó hacia él para volver a abrazarle, besándole el cuello en breves contactos y buscando su mano a ciegas para atraparla y arrastrarle junto a ella, pegarle a su cuerpo.

— Voy a presentarte a las chicas y a mi jefe, seguro que encuentras alguna que llevarte a tu cama sin romper el juramento— bromeó, apartándose, sin soltar su mano, y echando a andar rápida entre el gentío en dirección a la pequeña mesita redonda en el centro de sillones circulares, sentándole junto a ella y rodeándole con sus brazos con una sonrisa amplia. — Él es mi bebé, Jun— habló ilusionada, acariciándole el brazo y apretándole más fuerte contra ella. — Preséntate joder, no seas puto borde.

por **Hiroshi Jun** Miér Feb 06, 2019 12:33 am

No eran muchas las veces que un hombre como él terminaba de fiesta, raro era porque generalmente sus contactos eran meramente profesionales un simple buenos dias, ya tienes los informes del último paciente o tal vez un ¿has leído el nuevo artículo de la revista de psicología? hasta ahí era donde llegaban sus contactos. Sin embargo, cuando salía del hospital psiquiátrico a eso de las ocho de la tarde dos de sus compañeros casi le abordaron para pedirle, con otras palabras, que dejara de ser tan estirado y aburrido y decidiera darse una vuelta con ellos y acudir a un extraño e inusual a la par que exclusivo evento que incluía, según alguna esquiva fuente de información: modelos, jovenes, y altas probabilidades de salir de alli con al menos más compañía que con la que entraste.

Él tenía serias dudas sobre cómo siquiera habían conseguido esa información ni porqué se estaba cambiando de ropa con sus dos compañeros de trabajo comiendole la cabeza y terminó accediendo a aquella idea. Quizás porque subconscientemente esperaba encontrarse con alguien que no iba a estar allí, porque ella no había vuelto a sus sesiones pese a que le había dicho que lo mejor era que siguiera con él. Con las sesiones que aún le quedaban. Aunque acabó por entrar a un local que no conocía pero que parecía altamente concurrido despues de una cola de una hora en la que a cada segundo que pasaba prefería darse media vuelta optó por ir por su cuenta, sus amigos -compañeros, mejor dicho- parecían empecinados en buscar a esa especie de tesoro que él sabía que no estaría en un local abarrotado de gente. Optó por subir al segundo piso, de los tres que habian era el menos abarrotado y asi estaría aejado de los altavoces, mas allá, en el tercero, quizás estaban esas mujeres que ellos buscaban pero a él le valía bastaba con tomarse algo rápido e irse, total, ella nunca le habia dicho que le gustara salir a esos lugares.

Pero alguien corrió hasta él en lo que levantaba su vaso medio lleno de un aromático dulzor de licor azul, claro, ella tampoco le había dicho que no le gustara salir a esos lugares. Sintió su aroma de vainilla casi antes de saber que pasaba pues cuando a uno lo sorprenden por la espalda no sabe qué está pasando. -¿Agnes? ¿Que haces aquí? -le preguntó sorpendido antes de recibir aquel beso en sus labios. Aquello le resultó extraño, le gustó, joder que si o hizo, incluso si era solo un mero contacto de unos labios húmedos y calientes. Intentó decir algo pero ella le enterró el rostro entre sus pechos y no pudo ni reaccionar, aquello tenia que ser un producto de ese licor que se habia pedido. Y si así era: bendito licor.

Esos besos, sus mordiscos, Jun pudo sentir como su piel se erizaba, como sus manos bajaban de forma inconsciente hasta el trasero ajeno, antes de ser casi arrastrado hacia donde quiera que le llevara, entonces la sujetaria de la cintura porque sino el andar sería bastante más complicado. -¿Si? Bueno, me alegro por lo de tu nuevo contrato, que te vaya bien en el trabajo es...estupendo cuan menos -y la felicitaba con sinceridad -pero no se yo si esa es la mejor terapia. -por supuesto no le reprochaba nada, simplemente no creía en eso de que se olvidaba de una persona de esa manera aunque si ella decia sentirse bien él solo podía alegrarse por ello hasta que viera cualquier síntoma de que no era así.

Se dejó guiar hasta donde fuera, con el ceño fruncido la miró cuando dijo aquello. -Espera, ¿eso de las modelos y las jovenes hermosas era cierto? Porque dos de mis compañeros habian escuchado esos rumores y joder, ahora entiendo la hora y pico de espera. -pero se sentía afortunado, y no porque fuera a presentarle a quienes fuera, sino porque la había encontrado a ella. -No tienes que preocuparte por eso, solo es con mis pacientes. -y ella ya no era una de sus pacientes. Frunció el ceño ante la expresión aunque miró a las demas con una extraña formalidad y cordialidad. -Hiroshi Jun, psicólogo, psiquiatra y amante de los misterios. -resumió de buena forma antes de mirarlas. Si hubiera dicho que reconocía a alguna mentiria porque solo conocía a la misma a la que le aferraba el brazo, la misma a quien acariciaba el muslo. -Y supongo que también soy el bebe de Agnes -soltó inseguro pero sin llegar a molestarse ni lo mas minimo por esa afirmación. Miró alrededor, fijandose en lo lleno que estaba aquello. -¿Soleis atraer a tanto público incluso un jueves por la noche? Aunque bueno, es comprensible, raro sería si vinieran por mi. -aun asi sonaba raro ver a tanta gente, el tenia excusa de horarios poco frecuentes y variables, pero no era normal que un dia que no era un fin de semana aquello estuviera hasta arriba. Miró a la peliazul, su peliazul, antes de fijare en lo guapa que estaba, en el escote de su vestido y en su rostro maquillado aunque sin el maquillaje no le habria faltado nada tampoco. -¿Y de que era ese trabajo para el que te llamaron?

por **Agnes Muller** Jue Feb 07, 2019 2:05 am

❝It must be fate
I found a place for us

—Estoy de celebración, ya te lo dije— le recordó sin abandonar aquella sonrisita de borracha, riendo sin poder evitarlo y respirando pesadamente. Ella alzó los brazos y los dejó caer en una mueca de “joder, macho”, resoplando y llevando los puños a las caderas. —¿Y entonces cuál es la mejor terapia, eh?— preguntó, dándole un golpe con el hombro y entornando la mirada en busca de una respuesta que jamás obtendría, porque ella no dejaría de interrumpirle con más comentarios o haciéndole ir de un lugar a otro siguiendo sus pasos acelerados. Se quedó un poco extrañada al oírle, ladeando el rostro y frunciendo los labios. —¿Nos están usando de atracción al público para traer borrachos?— susurró escéptica, inclinando la cabeza al lado restante y chasqueando la lengua. —Entonces nos iremos a otra parte. No somos diversión de nadie ni carne que mirar, o acosar— continuó entre dientes, soltándole el brazo sin dejar de avanzar dando tumbos hacia la mesa, apoyándose en ella con las manos y moviendo la cabeza torpemente. —Eh… tenemos que irnos, los borrachos vienen por nosotras, y me niego a ser atracción de feria— aclaró en voz baja, sin que siquiera le saliera la voz del cuerpo por el cansancio y el alcohol. Ni siquiera la escucharon, y de oírla, su comentario se perdería entre cientos más alegres por parte de las demás.

Se dejó caer sentada sobre aquél sofá, casi encima del regazo ajeno, sólo que en uno de sus muslos y de perfil a él. Acariciaba su espalda con las yemas de los dedos de forma distraída, cerrándose sus ojos en lentas cabezadas y bostezando de forma pesada antes de chasquear la lengua y golpearle con el puño en el estómago. —Pensé que te bastaba con verme a mí— atacó en forma de celos, —¿Qué es esa forma de tirarle la caña a mis compañeras? ¿Te gustan más que yo?— espetó alzando el tono de voz, girándose hacia él para mirarle con los ojos vidriosos y enrojecidos, no por tristeza, sino por estar colocada por tanto alcohol y drogas. Se subió el escote de forma digna, metiendo la mano en el interior para alzarse los pechos dentro del sostén nuevo y bajando de su regazo ofendida, frotándose el moflete para retirarse la humedad del chupito que se había derramado encima. —Han vendido uno de mis sets más caros, y sigo en la industria— informó de mala gana, casi odiandole con la mirada, como si solo pudiese halagarla a ella y tener ojos para Agnes. —Puto viejo come cocos
— farfulló, rebuscando en la chaqueta allí tirada la cajita donde guardaba cigarros de liar, alguna que otra droga y aquél tabaco de sabores del que solía abusar de más. Hasta el punto de andar cada dos meses blanqueándose la dentadura o yendo más de lo normal al médico para revisarse que no tuviese ningún problema en los pulmones o en la garganta que le costase la vida.

—Me vuelvo a casa, mi fiesta se ha acabado— le habló de malas formas, alzando el tono de voz y acusándole a él sin necesidad de nada más de que su diversión se había ido a la mierda en el momento en el que prestó atención o dirigió un halago hacia cualquier otra que no fuese ella misma. —Disfruta con las otras— espetó, alzando las manos en señal de paz —, y no, no estoy celosa, me importas una mierda, eres lo suficientemente adulto y libre como para hacer lo que te plazca sin que yo tenga que decirte nada— hablaba sin hilar frases ni palabras con el contexto, sin explicación alguna y casi como si estuviese loca, tambaleándose a un lado por incorporarse muy rápido intentando ponerse la chaqueta, pasando su puño diestro bastante cerca del rostro del hombre por tratar de meter el brazo en la manga. Salivó de más, intentando no tener la boca seca, tragando saliva y volcando un poco de la cocaína del sobre del bolsillo izquierdo sobre la mesa, alineándolo con una tarjeta de promoción a cócteles y esnifando aquella raya frente a él con prisas. Se frotó la nariz con el dorso de la mano, alzando la cabeza para intentar centrarse y no perder el equilibrio, siseando y tocándose el arco de cupido al notar sangre brotar de uno de sus orificios nasales en dirección a sus carnosos. —Mierda...— siseó, limpiándose con los dedos y relamiéndose sobre el pintalabios la sangre sobrante para echar a andar, con dificultad, hacia la salida.

por **Hiroshi Jun** Sáb Feb 16, 2019 11:56 pm

-No se si os están usando -aclaró, aunque intentó levantarse dado que entendía que no le hacía especial ilusión estar en un sitio donde todo el mundo había ido a verlas porque eran una novedad o bueno, como los atraían los famosos por el mero hecho de serlos. Pero no se movió cuando ella se sentó encima (habría que haber estado muy loco como para querer quitarla de encima, mas bien todo lo contrario). Mas en cuanto ella se giró y le dijo aquello, seguido de un no tan inocente golpe en el bajovientre la contempló con el ceño fruncido, incapaz de saber a qué venía aquello cuando solo había hecho lo que ella misma le había pedido. -¿Que dices? -preguntó con sinceridad, sin saber porqué le acusaba de algo así. -Lo único que he hecho es presentarme. -y tampoco había sido la mejor de sus presentaciones, pero era mejor que las que solía dar, detrás de su escritorio en un ambiente mucho mas formal que aquel club con música casi ensordecedora.

Estaba tan seguro de no haber prestado la más mínima atención a sus compañeras que solo había mirado al frente, y no al lateral donde estaba ella, solo cuando había dicho su nombre. Y la miró por supuesto cuando le vio meterse la mano en el sujetador y se recolocaba los pechos. ¿Es que acaso no podía ver lo mas simple? Bueno, él también pasó por desapercibido los signos que indicaban que Agnes no estaba en sus plenas facultades mentales como los ojos vidriosos, las pupilas dilatadas y un comportamiento errático que prefirió achacar a 'un simple malentendido'. Su gesto se volvió mas severo al escuchar aquellas palabras, no es que él no soportara los insultos, ni que fuera la primera vez que los oía pero viniendo de ella le molestaron aún mas porque no había querido, en ningún momento, que ella pensara así de él.

-¿Lo dices en serio? -le preguntó levantándose tras ella casi como un resorte de presión siendo accionado.-Pero si no he dejado de mirarte, qué leches es eso de 'disfrutar con otras' -porque no podía estar mas alejada de la realidad. No iba, tampoco, a decirle que era justo eso lo que parecía porque aunque ella le atraía se suponía que era él quien, de los dos, debía ser el ojo crítico y juez moral de amos, que no debía de proporcionar ni un solo consejo que la encaminara a mal lugar. Y ahí estaba el: en un local, de fiesta, con ella medio insinuándose y él mas que entregado a la contraria. Ahí ninguno de los dos era bueno para el otro pero muchas veces las cosas solo podían ser de esa forma por mas juramentos hipocráticos que hubieran de por medio. 'Ningún juramento puede detener el corazón de un hombre eternamente'. -No estas bien. -concluyó, muy hábilmente por su parte, cuando la vio tambalearse y casi tropezarse, pero no había nada que le hubiera podido hacer tropezarse porque el suelo y el espacio eran bastante abiertos.

-¿Que coño haces? -le preguntó directamente al verla esnifar lo que parecía, quizás, cocaína. ¿Se pensaba que a él le iba a sentar bien ver siquiera eso? Pero fue cuando la vio sangrar que se calló de repente y el instinto de 'médico que veía como una persona se metía droga sabiendo lo dañina que era' pasó a un 'hombre que sentía demasiada atracción por la que era su paciente y que la veía en un estado crítico'. La vio caminar como si nada, aunque fue a paso acelerado y la siguió para intentar detenerla, no se lo puso fácil pues ella parecía estar decidida a huirle y escapar de allí. Le atrapó el hombro con fuerza queriendo detenerla pues no podía dejarla en ese estado aunque ella quisiera, era su obligación y una necesidad imperiosa, casi, para protegerla. -Espera Agnes. -le instó apartándola de aquella gente, llevándola cerca de los baños del piso inferior. -Estas sangrando joder. -y esperaba que eso le hiciera entrar en razón. -No se porqué leches se te pasa por la cabeza meterte eso en el cuerpo, si querías emociones fuertes haz puenting, no te destroces el cuerpo con esta mierda. -le instó, imploró mas bien. -Mírame. -no iba a dejarla salir de ahí hasta que al menos supiera que no iba a darle una sobredosis que acabara con ella. -Tendría que llevarte a urgencias de inmediato así que por favor no me lo pongas más difícil, yo velo por tu bienestar, no...deberías de hacer esas cosas. -repitió, como si eso fuera hacer que le viera con mejores ojos pero eso le daba igual. -Dime cuanto y qué te has tomado y trata de mantenerte despierta, y dime si te encuentras mal en algún momento. -porque si empezaba a desmayarse ahí saltarían todas las alertas, por duplicado.

por **Agnes Muller** Dom Feb 17, 2019 12:34 am

❝It must be fate
I FOUND A PLACE FOR US

—No sé cuánto he tomado— le espetó en la oscuridad de aquellos baños, apartándole de un empujón débil, o intentarlo, pues con el mínimo movimiento de hacer fuerza contra él, acabó moviéndose más ella hacia atrás entre trastabilleos que lograr moverle a él. —A mí no me lleves a ningún puto sitio— amenazó, apoyándose con la mano en la pared de aquella sucia habitación y perdiendo el equilibrio una vez más tratando de sentarse en el suelo, quejándose en ruso, insultándole en su idioma entre dientes. Su respiración empezó a disminuir hasta casi ella no sentirla, casi esforzándose por respirar rápido y marearse por forzarlo. Aquél rostro pálido se volvió blanco bajo aquella capa de base de maquillaje, a humedecerse por sudor frío y sus uñas y labios se tornaron azulados, como si quisieran mimetizarse con su cabello. Empezó a saltarse sus normas comenzando por entornar los ojos y querer dormir, sintiéndose cansada, perdiendo poco a poco el conocimiento y sólo pudiendo oír el eco de la música ensordecedora de fuera del baño y las palabras del hombre.

Abrió la boca para hablar, pero de allí dentro sólo salió una espuma blanca convertida en vómito, tal como si fuese leche, comenzando a inclinarse poco a poco hacia el lado sin ser consciente, resbalándose y acabando por golpear su cabeza contra las baldosas por caer de lleno de lado contra ellas. Su pecho convulsionaba de forma violenta junto a su cuerpo, intentando mover los dedos sin lograrlos, queriendo reincorporarse sin resultado alguno. Sus ojos entornados buscaron los de Jun, comenzando a tener parálisis musculares y a quedarse en aquél sitio sin poder moverse.

Daba igual si palmeabas junto a ella para hacerla reaccionar o si la llamabas por su nombre. Aquello era una inutilidad; no podía responder ni reaccionar ni aunque quisiera, y poco a poco sus sentidos se volvieron nulos hasta el punto de ni siquiera sentir el frío tacto del húmedo suelo contra su cabeza, brazo y costado. Aquél cuerpo aunque lo quisieras hacer andar se quedaba flácido, sin fuerzas, como si fuese mera gelatina que debías arrastrar para transportarla de un lado a otro. Su cuerpo fue alzado y cargado por dos brazos fuertes, observando el mareo de luces y cuerpos que chocaban contra sus extremidades por ni siquiera prestarle atención. La piel desnuda se erizó al contacto de la humedad con el frío gélido de NeoArghia, comenzando a temblar de nuevo y convulsionar, y de estar Agnes consciente, andaría entre quejas y rabietas de niña por ensuciarse el pelo y el escote, o parte del brazo incluso con su propio vómito pálido.

Dejó de respirar en su totalidad, notando una presión en el pecho que le ardía y le dolía, una boca intentando hinchar sus pulmones con oxígeno y tratando de reanimarla. No supo qué fue, pero sintió una punzada directa al corazón que la hizo incorporarse de forma rápida, gritar y golpear al primero que tenía en frente mientras retrocedía en el asfalto del aparcamiento, alejándose de Jun y mirándose a sí misma con los ojos bien abiertos, el maquillaje corrido, el mentón y el cuello pringosos por aquella espuma y el pelo ondulado por el agua, la lluvia y aquello que emanó de su boca. Se miró las manos y cuando lo hizo, se vio desnuda de cintura para arriba a medio reincorporar y con una jeringuilla más grande que las que usaban con ella para los análisis de sangre. La arrancó con fuerza y notó salir una larga aguja desde lo más profundo de su pecho. Intentó cubrirse con el brazo desnudo, apoyando la espalda contra el neumático delantero derecho del coche y mirándole aterrada. —¿Por qué cojones me has clavado una aguja?— siseó con miedo, quizás por su terror desde pequeña a éstas. —¡¿Por qué cojones se me ha rizado el pelo?!— chilló, como si fuese lo más importante, salvar unas hebras que había tardado hora y media en adecentarlas con la plancha o lavarlas con cariño y cuidarlas para que ahora estuviesen húmedas, onduladas y pringosas.

—No me mires así joder, estoy horrible— susurró, cubriéndose la cara con la mano, arrastrando más de aquél maquillaje y vómito emborronado, respirando poco a poco hasta volver a la calma, subiéndose el vestido para cubrirse de nuevo y no andar exhibicionista ante los ojos curiosos de quienes fumaban fuera y reincorporándose rápida para intentar irse a casa cuanto antes, avergonzada.

por **Hiroshi Jun** Lun Feb 18, 2019 12:01 am

Se negara o no no iba a dejarla ir hasta que supiera que no le iba a dar una sobredosis, realmente no podía creerse que la acabara de ver sangrar porque eso era un síntoma inevitablemente de que llegaría o una sobredosis o peor, un derrame interno y cuando tenias un derrame nasal lo iba a ser porque se producida un hematoma en el cerebro cosa que no era precisamente buena. La metió en el baño cerrando la puerta previamente pero antes de que pudiera hacer nada casi que se desplomó en el suelo, la vio sujetarse a duras penas contra el lavamanos y se desplomó de espaldas al suelo. -¡Agnes! -la vio convulsionar, su primer instinto fue ladearle el cuerpo para que el vómito no se acumulara y se deslizó por su cuello y su boca, desbordandose poco a poco, una espuma blanca mas parecida a la de afeitar que un vómito, mal sintoma. Muy mal síntoma.

Lo primero que hizo fue meterle los dedos indice y corazón en su boca, retirando todo el vomito que tuviera dentro. Rapidamente abrió uno de los grifos y le empapó la cara para ver si aún seguía vomitando. Al ver que no lo hizo pero que las convulsiones seguian y que aquello no iba a mejorar simple y llanamente cargó con ella y salió hacia el coche para meterla directamente en la parte de atrás. Su cuerpo temblaba, estaba acelerado y tomó la decisión de que no llegaría al hospital a tiempo asi que abrió el maletero, lo cerró, tomando el maletín que habia en el maletero y volvió a entrar cerrando la puerta. Le abrio el vestido, viendo que estaba desnuda, tristemente no tuvo real tiempo para perderlo mirando sus pechos firmes estaba mas preocupado viendo como habia dejado de respirar. Palpó el esternón buscando el hueco hacia su corazón y, con la mayor templanza posible, clavó esa aguja contra su piel y le inyectó aquella adrenalina.

Seguidamente empezó a aplicar el RCP porque la adrenalina sola no reanimaria un corazón, necesitaba hacer que hubiera ese impulso mientrs aún su cerebro estaba en funcionamiento y despues de unos instantes, se hizo la luz. Dio un salto hacia atrás asustado con todo el cuerpo, especialmente brazos, temblando por la tension del momento. -¿¡Eso es todo lo que tienes que decir?! -exasperado negó con la cabeza y se apartó, pegandose al asiento de delante, con la espalda y la miró intentando calmarse como podía. -No te toques la aguja. -pero le dio igual, se la arrancó y por alguna razon parecia estar bien. -Pues has tenido una jodida sobredosis, por eso. -y estaba entre molesto, y alterado y absolutamente nervioso porque aunque la hubiera traido de la muerte eso no quitaba que no pudiera seguir teniendo algun otro ataque.

-Tranquilizate. -le pidió, casi como una orden para que no intentara chillar ni nada, una cosa era que estuvieran en el coche y otra que la gente no se daría cuenta de lo que pasaba ahí. -Los cristales estan tintados. -le informó. -Venian asi de serie, asi que nadie te esta viendo. Te meti en el baño y empezaste a vomitar, te lo saqué con mis propios dedos asi que siento el que tu estilista esté enfadado pero tenia otras prioridades. -y esperaba algo como un 'gracias', algo como 'gracias por salvarme' pero no sabria que diría. -Y lo de la aguja bueno, era clavartela o que te murieras porque tu corazón dijo basta, asi que intenta calmarte o te dara un infarto. -le advirtió. -Tendria que llevarte al hospital -se apartó el cabello y suspiró antes de mirarla- pero seguro que no quieres que se filtre el que una modelo famosa acaba en un hospital por una sobredosis, ¿verdad? -le preguntó sin mirarla porque bueno, el la habia dejado desnuda de cintura para abajo para lo de la aguja y no sabia si se habia vestido aun mas. -Así que salvo que tengas alguna otra idea, te llevare a mi casa. Ya ha sido suficiente fiesta por hoy.

por **Agnes Muller** Mar Feb 19, 2019 2:37 am

❝It must be fate
I found a place for us

—Joder, gracias, pero qué asco— espetó, palpándose el vestido que ahora más que negro era gris, o negro con el color destintado por el ácido del vómito blanco. Hizo un mohín, mirándole de reojo y tratando de agarrar la tela elástica que ajustaba la prenda a su cuerpo y alejarla de su piel, con arcadas exageradas por querer volver a vomitar sólo por el hedor o la sensación de pringue contra su dermis. —Dios, dame tu camisa o tu chaqueta, o lo que sea. Necesito quitarme ésto rápido, o te juro que te jodo la tapicería— advirtió, retirándose los tirantes del vestido y descendiéndolo por su cuerpo lentamente, asqueada, tratando de que no le rozara la piel ni una vez más, ni de tocar demasiado la tela con las yemas de los dedos. Se cubrió el pecho con los brazos, sin dejar de tener la nariz arrugada en una expresión de asco digno de una actriz, estirando la mano al asiento delantero del copiloto para agarrar una camisa de cuadros tirada allí. Supuso que la llevaba puesta antes de tener que practicarle una reanimación pulmonar, que tendría que quitársela para tener movilidad en los brazos y presionarle el pecho.

Se la puso sin abrochar, cubriendo ambos senos con ésta y dejando que colgase hasta más abajo de su trasero, sentándose sobre sus rodillas y examinándole con la mirada fija. —A mí llévame a casa, no al hospital— espetó, relajándose al ver que él acababa de decir lo que ella evitaba que pasara. —¿A tu casa por qué?— quiso saber, exigió más bien, frunciendo el ceño y cruzando los brazos bajo el pecho. —¡Necesito cambiarme, y ducharme! ¡Y darle una explicación a mis amigas y mis jefes de por qué me he ido sin decir nada!— se defendió, gruñendo y apoyando la espalda contra el cristal. Aunque realmente había quedado con otra persona y por eso necesitaba estar en su casa antes de las cuatro de la mañana. Por un mero encuentro a escondidas. —No vas a llevarme a tu casa, Jun. Ni de coña— amenazó. —O me llevas dentro de nuevo o a mi casa, pero la tuya no pienso pisarla. No después de que quisieras comerme la boca contra la mesa—.

Rió sin ganas, rodando la mirada. —Que esa es otra. Quiero una explicación de por qué cojones hiciste eso. Y de por qué me has salvado la vida ahora. ¿Para no joderte la vida y el trabajo sabiendo todo NeoArghia que un psicólogo ha empujado a su paciente a las drogas, que no ha conseguido hacerla mejorar ni de coña?— se quejó, arrugando la nariz. —Dímelo, venga. Por qué cojones lo has hecho.

por **Hiroshi Jun** Miér Feb 20, 2019 10:00 pm

-Solo era espuma, ácida y olía a jugo gástrico pero era espuma mayormente. -él siempre había sido escrupuloso, con la limpieza claro, pero no le daba asco algo asi, hubier asido peor con tropezones y un vómito mucho mas viscoso y sólido pero la espuma era espuma, suficiente para ahogarte pero no dificil de arreglar. Se quitó la chaqueta sin problema, ofreciendosela aunque casi se la arrebató de forma precipitada de sus manos, y siguió con el plan de salir de alli porque no era bueno tenerla en mitad de una calle aunque fuera metida en un coche. Tenía que descansar y necesitaría cuidados, probablemente. -Cúbrete tambien con esto, el shock te habrá tenido que desplomar la temperatura. -algo que no era raro si la sangre le habia dejado de fluir y su organismo entró en parada antes incluso de caer al suelo y vomitar.

-Pensé que dirías eso pero no te equivoques, de haberlo tenido a cincuenta metros te habria llevado alli corriendo antes que hacer lo que he hecho. -no queria que pensara que lo habia hecho por el placer de verla desnuda o palpar su pecho, que en un RCP ese contacto era tan ridiculo que la idea le hacia reirse. -Hace años que no clavo una jeringuilla y menos a través del esternón mientras trato de inmovilizar al paciente, podria haber salido jodidamente mal.
-y se puso en marcha, arrancó el coche y al escucharla casi dio un puto volantazo.

Recuperó el control del coche tras el frenazo antes de mirarla con gesto confundido y evidentemente molesto. -¿Pero se puede saber que leches te pasa? -abrió los ojos al oir eso y bufó mirandola. -Ah claro, tu te pones en plan "empotrame contra la encimera" y te beso y ese es el problema, pero tu puedes besarme sin venir a cuento y sentarte en mi regazo y soy yo el malo que quiere hacerte algo. -no le cuadraba entonces el porqué la habia salvado. -Te llevo a mi casa por dos motivos: el primero es que ahí tengo medicinas, no pienses que ya estas bien porque te puede dar un infarto en cualquier momento. -la miró con severidad, juzgandola realmente antes de acelerar de nuevo. -Y segundo porque no se ir a tu dichosa casa pero tranquila, dictame el camino y te suelto donde leches haga falta.

Bufó, exasperado, antes de oir sus preguntas. -No por lo mismo que tu por lo visto. -dado que parecía que solo lo suyo habia sido correspondido. -Porque me gustas, joder, pero no, no te he salvado la vida por eso, te la he salvado porque es lo que hay que hacer, te habria llevado al hospital incluso -pero no habia tiempo esa era la diferencia. -ademas -añadió -tu no eres mi paciente, te saltaste todas las citas y te negaste a cogerme el dinero, si te matas porque te apetece tomarte esa mierda, adelante, yo no te salvaré otra vez, soy medico no un angel de la guarda y no tengo nada mas que pincharte ni estare vigilandote para que sepas qué es lo que tienes que hacer. -y sonaba orgulloso y herido no solo por confesar lo que sentía sino porque sabia que a ella le daba absolutamente igual las dos cosas que a él le importaban, lo que sentía y el querer verla protegida.

-Tus amigos y tus jefes pueden esperar. -sentenció como si el tuviera autoridad de algo que decidir en su vida. -No les importarás tanto cuando te han visto meterte una raya y ni se han inmutado. -porque lo habia visto él y las demás. -Y no te preocupes, que de mi boca no saldra nada, pero yo de ti me olvidaria de trabajar en unos dias, quizás una semana. Te saldrá un bonito moraton en el esternon, aunque agradece que no hayas sangrado como una cerda.

por **Agnes Muller** Jue Feb 21, 2019 2:00 pm

❝Welcome to my cage
little lover

Agnes rodó en el asiento de atrás por no llevar cinturón y andar semitumbada, cayendo al posapiés del coche y emanando un grito lleno de ira por aquél volantazo. —¡Me vas a matar, hijo de puta!— vociferó, intentando reincorporarse con las pocas fuerzas que le quedaban en el cuerpo, acabando por sentarse allí donde los pies irían, abrazándose a sí misma y conteniendo las lágrimas sin querer escucharle. —Estás loco, Jun— le aseguró en voz baja, quitándose aquél llanto silencioso que corría por sus mofletes con el dorso de los dedos, ocultando parte de la cara en el cuello alzado de su chaqueta. —Si lo hice fue porque estaba borracha y necesitaba cariño. Tú estabas sobrio y te querías aprovechar de tu paciente— susurró, incorporándose un poco. —Para el coche— sentenció tras apoyar las manos en el asiento y alzar el cuerpo lo máximo que podía por la altura del vehículo. —Ahora, o te juro que me tiro en marcha en cuanto pase un camión— insistió con rabia, —si no me mata el infarto, lo harás tú con el coche o por la ira de no ser tuya— susurró, llevando la diestra a la puerta para abrirla y empujarla con el pie de forma débil, creando un pequeño hueco por el que poder salir de allí.

Se quedó quieta escuchándole unos segundos, frunciendo el ceño y golpeando una vez de un puñetazo con la diestra lo que sería el respaldo del conductor. —¡Cállate!— chilló de forma aguda quebrándose la garganta, tosiendo al sentirla seca y casi arrastrándose para salir por aquél hueco e ir al quitamiedos. —Vuelve a tu puta casa a seguir asustando pacientes y a cargártelas con el coche, a mí déjame en paz de una puta vez. Yo no te pedí ayuda en ésto, no la quería, y preferiría haberme muerto de una sobredosis a soportarte— espetó, abrazándose a sí misma y lanzándole a la carretera la chaqueta y la camisa suya con la que se cubrió, temblando por andar sólo en un vestido corto de tirantes. —Olvídate de mi. A partir de hoy Agnes Muller ha muerto para ti— añadió con rabia, abrazándose con más fuerza y clavando las uñas en sus brazos pálidos, dejando allí las marcas rojas por la presión. —Déjame en paz y vete, Jun. Buscaré ayuda de mi hermano o de mi hermana, o llamaré a algún amigo para que venga a por mi, o me degradaré tirándome a un camionero si hace falta para llegar a mi casa, pero no pienso dejar que me lleve un puto loco que puede matarme—.

Se quitó uno de los tacones y lo arrojó contra la puerta del copiloto para dejar una hendidura en la chapa, gritando como una loca y arrebatándose el único que le quedaba para volver a lanzarlo. —¡Déjame en paz!— volvió a vociferar con la voz quebrada, sin fuerzas en las cuerdas vocales, comenzando a llorar y a temblar por la impotencia y dándole la espalda para hacerse un ovillo contra el quitamiedos, sobre el asfalto, con la única intención de que no la viese débil y derramar lágrimas. —Vete de una vez y olvídame, Jun. Me estás haciendo daño. Preferiría mil veces antes morir aquí a seguir aguantando tus gritos, tus frenazos y tus comentarios. Me duelen, y me hacen sentir como una mierda.

por **Hiroshi Jun** Sáb Feb 23, 2019 2:26 pm

Era increible la capacidad de manipulación que tenían algunas personas, para un psicologo eso no debería de ser una sorpresa pero el ver en vivo como sus pacientes decidian manipular la verdad para su antojo, habia dado un frenazo pero de ahi a querer matarla le sorprendía la intensidad repentina con la que lo hacía, era curioso que decidiera desfogarse con el, no con quien quiera que le vendiera aquella mierda de droga, o quizás con ella misma por consumir lo mismo que casi la mataba. No, ahora la culpa era de él por frenar con algo mas de intensidad para no saltarse un Stop cuando justo pasaba un coche, se vé que la mejor opción hubiera sido dejarse atropellar, seguro que eso no les causaba a ninguno ningún tipo de secuela y menos ella estando tumbada, ¡que vá! -Es una buena forma de decir que estabas borracha, ¿sabes? Pero tu ni siquiera bebiste dos sorbos de cerveza asi que o tienes el menor aguante posible o no vas a convencerme a mi de nada, que me da igual por cierto. -porque si le queria convencer de que él era un monstruo le iba a entrar por un oido y salir por el otro pues el sabía perfectamente que ella inició esa provocación y que a lo sumo su error fue seguirla pero ni mucho menos se aprovechó de ella, quisiera ella o no ser la víctima para él no merecía ese estatus, a lo sumo la iniciadora y las cosas tenian sus consecuencias.

Como que él detuviera el coche y siguiera mirando al frente esperando que se bajara. -Que sí, que soy horrible, lo que tú digas, baja de una vez si es lo que quieres -no había nada peor, peor incluso que ser desagradecido que encima amenazar aún mas a quien te ayudaba asi que si tan horrible era estar con él. -elegiste cortar las sesiones por tu cuenta, eligiste meterte esa mierda bajo tu rsponsabilidad y elegiste bajarte del coche para quedarte a saber cuanto de tu casa, yo no soy tu padre para decir nada por ti. -y le sentaba mal dejarla alli pero era lo que quería, tambien le sentó mal que se metiera droga en vena (metaforicamente, no habia visto marcas de pinchazos) pero ella lo hacia igual asi que para qué preocuparse. -Si si, has muerto para mi, no tienes que insistir en eso, bajate si es lo que quieres yo ya paso de intentar ayudarte, si ignoras mi ayuda una vez perfecto, fallo mio, pero ahora a la segunda, para ti. -le contestó con indiferencia.

Ella debia de tener mas precaución la siguiente vez, supuso, que necesitara a alguien que tuviera una jeringuilla de adrenalina y supiera las técnicas de medicina para tratar las sobredosis, seguro que su camello se preocupaba muchisimo cuando le dijera que habia tenido una sobredosis, pero él no trataba a camellos, el mono no era un problema psicologico sino una respuesta del organismo y como tal incluso ese problem era uno que él solo podía delegar a un especialista médico en adicciones. -¿Que yo te hago daño? -bufó exasperado. -Me has acusado practicamente de violarte, de sobrepasarme, de ser una mala influencia cuando la que se ha metido esa mierda eres tú, no yo. Asi que el que está harto de dejarse manipular por ti soy yo, ¿quieres bajarte? Ahi tienes toda la calle. ¿Quieres que te deje en tu casa? Pues dime donde esta y me iré pero no vengas pidiendome a mi nada cuando he hecho todo lo que has querido te guste a ti o no.

Cuando se bajó entendió que habia tomado su decisión y se encogió de hombros, su vida seria evidentemente peor sin ella pero no iba a suicidarse, si eso era lo que ella queria, entonces eso sería lo que tendria. -Entiendo entonces que prefieres quedarte aqui, bien, tus deseos son órdenes. -soltó volviendo a poner en marcha el motor esperando a que la iluminacion del coche se encendiera. No iba a sentirse mal por alguien que decia estar muerta para él. -Te deseo lo mejor de aqui en adelante. -fue lo unico que dijo, así era como terminaban todas sus sesiones y aquella había sido la peor de todas porque era la primera vez que un paciente se salía con la suya. -No vuelvas a mis sesiones -le advirtió pese a lo que habia dicho ella de que estaba muerta para él y todas esas chorradas que se decían para intentar causar devastación emocional pero el la habia visto morir fisicamente, que le dijera esas cosas solo le parecían minucias y estaba suficientemente cansado como para querer irse a dormir. Abrió la boca para decir algo pero simplemente se cayó y arrancó el coche por ultima vez si queria quedarse ahi, que ahí se quedara. No podría culparlo por respetar su decision pero sabía que lo haría salvo que siempre lo hacía y probablemente lo haria siempre.

por Contenido patrocinado

❝Dangerous —Priv.

❝Dangerous —Priv.

Re: ❝Dangerous —Priv.

Re: ❝Dangerous —Priv.

Re: ❝Dangerous —Priv.

Re: ❝Dangerous —Priv.

Re: ❝Dangerous —Priv.

Re: ❝Dangerous —Priv.

Re: ❝Dangerous —Priv.

Re: ❝Dangerous —Priv.

Re: ❝Dangerous —Priv.

Re: ❝Dangerous —Priv.