Do you come to play too? [Priv]

Head in the Clouds, 21:47

Mantener una identidad secreta era más difícil de lo que parecía, había que tener en cuenta demasiadas cosas, no dejar tu huella en ningún lado, intentar que no te relacionasen nunca con algo relacionado por tu verdadera identidad… Pero era mucho más divertido dirigirlo todo entre las sombras, siendo únicamente conocida por aquellos que verdaderamente tenían cierto poder sobre la sociedad. De todas formas, las personas comunes no podrían permitirse ni entrar en el negocio de Nora, por lo que tampoco era mucho problema.

Sin embargo, la gente habla cada vez más. Se rumorean algunas de las prácticas que se realizan en el “satélite de los pecados”, como lo llaman popularmente, y esto no es que dé mucha buena imagen. Aunque realmente la imagen no iba a suponer un problema, daba igual lo que dijesen de su negocio, la gente que se lo podía permitir seguiría llegando una y otra vez porque era el sitio que deseaban, que más necesitaban en sus vidas. Un sitio donde poder liberar su espíritu más animal, volver a disfrutar de las sensaciones más carnales sin tener que preocuparse por las apariencias. Era demasiado tentador.

Además, la gente verdaderamente importante podía entrar y salir del satélite sin ser vistos si quiera. ¿Qué más se podía pedir? Desde el punto de vista de Nora, se podían pedir muchas más cosas ha decir verdad. Hay mucha gente que no está de acuerdo con su negocio, por aquellas cosas que se dicen por ahí… por muy ciertas que sean. Hay algunas corporaciones que incluso sospechan que se estén destruyendo pilas dentro de sus instalaciones y bueno… eso no le hace mucha gracia. Pero pese a las sucesivas investigaciones hacía su empresa, Nora seguía siendo una incógnita para la mayoría. No sabían quien dirigía tal negocio ya que nunca se había presentado ante ningún tribunal pese a que había recibido muchas denuncias, pero esto no significaba que no se le declarase inocente… al fin y al cabo, cuando puedes hundir a muchas personas simplemente contando sus entretenimientos, es normal que no quieran verte caer.

Como ya he dicho, no siempre te lo ponen tan fácil para mantener tu identidad lo más secreta posible. A veces, saltaban las alarmas y tenías que dar la cara. Ahora mismo sin ir más lejos, según sus informantes se había presentado en nuestras instalaciones una "beyonder". ¿Suponía un problema? Bueno... eso estaba por ver, nunca se podía saber cuán importante era una persona de este tipo a simple vista. Sin embargo, desde un principio, había que andar con cautela, ya que cualquier persona en contra de las megacorporaciones podía ser un riesgo para su negocio ya que eran la principal base del funcionamiento de su propio negocio y también le sacaban de muchos marrones a Nora.

Esta interrumpción no iba a romper la calma que tanto caracterizaba a Nora, actuaría como mejor sabe y si consigue que una persona así caiga en su telaraña pues... la tendría totalmente en su terreno. -Ocultad a nuestros vips en el ala norte, actuad como si fuesemos un simple burdel, seducidla si es necesario con nuestras mejores fundas. - ordenó a través de un micrófono, al otro lado se encontraba uno de sus encargados. Tras esto, salió de su despacho en lo más oculto del ala norte y se fue hacia el bar que había en la primera planta, una zona por la que tendría que pasar es beyonder si o sí ya que estaba hecho a propósito, era lo primero que se encontraba la gente para ver si así se animaban, se emborrachaban y con suerte, consumían mucho más. Tras sentarse en la barra del bar, pudo ver como empezaban a llegar algunos de sus mejores trabajadores, tanto hombres y mujeres, que se disponían de forma difusa por todo el bar, algunos haciendo como si fuesen parejas, otros estaban solos tomando algo en busca de alguna compañía... Aún no habia llegado la supuesta beyonder, debido a que el ascensor tardaba como un minuto en llegar a su destino pero, lo que es bueno se hace esperar.  

Todo parecía ir correctamente. El ambiente en la sala estaba totalmente preparado para seducir a cualquier tipo de persona, nadie se podría resistir a todo eso al alcance de unos cuantos, miles, de créditos. Pero para la sorpresa de Nora, lo primero que saldría de la boca de aquella extraña no era nada más ni nada menos que su propio nombre. Quedó totalmente impresionada. Se suponía que era una maldita anticorp sin más, pero al parecer les enseñan muy bien como va el mundo, ahí donde sea que los preparan. Ante esta tan "agradable" sorpresa, Nora respondió con una sonrisa amplia en su rostro, para tomarse de un solo trago su ThunderBitch. Lo que sí que le hizo soltar una leve risa a través de sus labios fue escuchar "explotadora" por parte de aquella desconocida. ¿Seguro que quería jugar a esto? Tenía todas las de perder.

-El placer es mío... sea quien quiera que seas.- le contestó ante sus palabras. Notar como las uñas de aquella mujer se clavaban sobre su brazo no le hizo ninguna gracia. A su edad nadie se le había atrevido a ponerle una mano encima sin pagar por ello. -Mi casa es tu casa. - dijo haciendo una señal a los presentes en el bar para que se marchasen y en menos de diez segundos ya estaban solas. - Te llevaría a mi despacho personal pero no quiero que lo manches con tus asquerosas manos además, te hago un favor, tienes la salida más cerca. - terminó de decir mientras se agarraba la manga que la joven había manchado.

¿Estaba nerviosa? Para nada, no era la primera vez que alguien como ella venía a acusarla de explotadora o incluso cosas peores. -¿Usas un chip biométrico? - le preguntó abiertamente mientras daba la vuelta a la barra para colocarse en el sitio del barman y servirle de nuevo una copa de Ginebra. Si no la tenía, era algo que no había experimentado aún, un mundo lleno de posibilidades y es tan amplio, tan... seductor, que seguramente podría llevársela de la mano. - De qué te apetece hablar entonces, ¿señorita...? - comentó mientras bebida se apoyaba sobre la barra justo en frente de ella. - Y si has venido a hablar sobre explotación creo que te han informado mal... esto no es más que un burdel, donde la gente puede venir y satisfacer sus necesidades además, todos mis trabajadores tienen su contrato. - dijo tranquilamente. No era del todo falso, pero tampoco era verdad.

Tenían todos su "contrato", era ese tipo de contrato en el que prácticamente vendías tu cuerpo o en su defecto, tus carcasas con su respectivo chip a Nora. Dicho así a la ligera no suena muy bien, pero en la mente de Nora es todo un negocio de hecho, con mucho éxito. Los trabajadores aquí ganan una gran cuantía de dinero pero es una lástima que no puedan salir del edificio. Hay que mantener el género en su sitio... Por otra parte también había mucha gente que adoraba trabajar bajo las puertas de Nora.

Aquella joven no parecía que hubiese venido a echarle un vistazo al catálogo de Nora, parecía tenerlos bien puesto y no echarse a atrás con poco, pero joder... todo el mundo tiene un precio. Volvió a servirse un chupito el cual se bebió al instante, parecía que iba a necesitar energía para esto. - ¿Quién te envía? - Fue directamente al grano. No había por qué tener más formalidades de las que ya había tenido, estaba siendo amenazada en su propia casa y eso no lo iba a pasar por alto.